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Una película que registra el fragor de la lucha campesina

El estreno de Toda esta sangre en el monte, del director debutante Martín Céspedes, le suma un granito de arena al extenso vínculo entre el género documental y el mundo del campo, al que el cine nunca ha dejado de observar con atención. La película de Céspedes retrata las actividades del Movimiento Campesino de Santiago del Estero (Mocase) y a través de registrar su lucha por el derecho a la tierra de los pequeños productores que la organización nuclea, vuelve a revelar la puja de fuerzas sociales que tienen lugar en torno de la producción agropecuaria. La película se proyecta todos los días en el cine Gaumont, Av. Rivadavia 1635.

El Mocase es una organización cooperativa con casi 30 años de historia, a la que pertenecen unas nueve mil familias campesinas de Santiago del Estero. La misma fue fundada el 4 de agosto de 1990. Su objetivo: luchar contra los desalojos y la ocupación ilegal de la que eran víctimas los habitantes de los territorios rurales a manos de empresarios y terratenientes, siempre a partir de operaciones fraudulentas y títulos de propiedad fraguados. Aunque ahí se encuentran los motivos legales de la lucha del Mocase, hay razones más profundas para justificar la existencia de esta organización y sus luchas: la dignidad de los históricos propietarios de la tierra resistiéndose a ser despojados, a ser convertidos de dueños de su trabajo en descastados peones rurales, uno de los sectores más maltratados de la estructura económica de la Argentina.

El relato de Céspedes arranca de forma brutal, con imágenes del cortejo fúnebre y el entierro de Miguel Galván, miembro del Mocase asesinado por un sicario tras denunciar algunos días antes haber recibido amenazas de muerte. El drama sorprendió al director en pleno rodaje y no dudó en retener dentro de su cámara el dolor y la furia, la resignación y desesperación de los familiares, compañeros y vecinos de la víctima. El registro no necesita más que simplemente mostrar, sin necesidad de golpes de efecto ni de acentuar nada a través del montaje. Simplemente la tragedia humana teniendo lugar frente a los ojos del espectador. Esa es la realidad a la que están expuestos de forma cotidiana quienes forman parte del Mocase.

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