Natalia De Luca: «Estamos perdiendo semillas de la mejor calidad para repoblar áreas que necesitan ser recuperadas»
¿Qué va a pasar tras los incendios? ¿Cómo reforestar? ¿Vuelve el monte?, son parte de las preguntas que circulan estos días en los que ya se quemaron más de 15000 hectáreas en Córdoba.
Desde FM Providencia de Córdoba, conversaron con Natalia de Luca, ingeniera forestal, quien trabaja en cultivo de especie nativas y se especializa en reforestación.
«Estamos viviendo un momento muy difícil, una catástrofe ambiental. Los incendios de los últimos años son cada vez más frecuentes. Ha llegado a zonas donde jamás había llegado el fuego, parte de monte nativo en máxima conservación. Son los que están sosteniendo el equilibrio social y ambiental de la provincia. En una provincia continental es fundamental no perder la vegetación nativa de formación boscosa, porque son los que regulan los cambios de temperatura, los ciclos hidrológicos, los vientos. Los factores climáticos van a ser cada vez más extremos, con consecuencias directas en la salud pública. A corto plazo por el humo que respiramos. A largo plazo, tormentas de tierra y sequía de las vertientes»
Sobre las consecuencias de los incendios, De Luca expresó que son muchas, a corto, mediano y largo plazo, además del empobrecimiento de las familias que perdieron todo: recolectores de aromáticas y pequeños productores del monte.
«El ganado que sobrevive no tiene que comer. Y lo que tiene es de mala calidad porque las pasturas se van degradando fuego tras fuego»
Sobre la recuperación, la ingeniera forestal indicó que dependerá de nuestras acciones. «Hay especies que están adaptadas al fuego. Sin embargo, la frecuencia y la intensidad del fuego no deja que se recupere bien. Si hacemos acciones necesarias para dejar que el sistema se recupere vamos a ver que algunas especies rebrotan. Pero es muy importante que no haya ni pisoteo animal ni invasión de especies exóticas. Para eso el ganado tiene que estar alimentado con fardo o complementos que vengan de otras zonas, para no pisar»
Para la bióloga, uno de los problemas mayores está en que los pequeños productores están en situación de acorralamiento. Si no aseguramos que esos pequeños productores le puedan dar de comer a los animales, terminarán pisando e impidiendo el rebrote. Para ello es importante que haya recursos del Estado.
«Todo el bosque que se quemó hoy, este año no va a producir semillas»
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Consejos de Natalia De Luca
El Monte sigue ardiendo por desidia de quienes tienen los cargos y la responsabilidad de proteger la naturaleza, y ya hay gente preguntando que hacer después del fuego, los pasos son los siguientes:
- Colaborar activamente con la población afectada que lo perdió todo, y a que el resto de la población tome conciencia para generar masa crítica que repudie política e intensamente estos hechos, buscando las causas reales y a los criminales del hecho,, y comprendiendo las consecuencias a corto, mediano y largo plazo.
- Evitar un nuevo fuego, evitar un nuevo fuego, evitar un nuevo fuego,
- Leer atentamente el instructivo: recomendaciones postincendios (si alguien lo quiere que lo solicite al correo: rea.nodocentro@gmail.com)
- Evitar el pisoteo del ganado y del humano, no hay que tocar nada hasta fines de diciembre, momento en el cual se puede ingresar al área quemada (90% intencional, 9% accidental, 1% natural) a hacer un diagnóstico,
- Esperar las primeras lluvias para hacer el primer diagnóstico, hasta que no llueva por los menos tres veces, una buena cantidad, por lo menos 50 milímetros cada lluvia, no se puede hacer diagnóstico de la respuesta del sistema natural,
- En el primer diagnóstico (donde se evalúa la regeneración), si no se observa rebrote hay que esperar hasta febrero, evitando que entren y pisoteen los animales domésticos y las personas,
- A mediados de marzo, si no hay regeneración ni rebrote, se puede hacer una reforestación de las especies nativas pioneras del sitio a restaurar (esto se tiene que planificar desde febrero).
- Si hubiera avance de especies exóticas invasoras debe hacerse un control de las mismas a fines del invierno (es decir al año de ocurrido el siniestro).
