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Pablo Sigismondi: «El Gobernador preside un sistema ecocida»

El reconocido geógrafo cordobés remarcó que la invisibilización de la tragedia y la falta de comunicaciones permiten que este ecocidio permanezca desconocido para la inmensa mayoría.

Por Pablo Sigismondi – Geógrafo

Durante la primera semana de Octubre del año 2021, los incendios arrasaron más de 70.000 hectáreas en el Norte de la Provincia de Córdoba. Monte y bosque nativo fueron incinerados; productores rurales de la región vieron arder el trabajo de años; miles de cabezas de ganado (vacuno, porcino, equino, lanar y cabras) han escapado al fuego o han muerto calcinados.

Las costosas alambradas han sido destruidas; viviendas, parroquias y escuelas se han visto cercadas por el fuego y algunas poblaciones debieron ser evacuadas. Además, 3 personas murieron en estos fuegos, los más severos del corriente año en la Provincia. Mientras tanto, el gobierno de la Provincia de Córdoba no declaró como «desastre» lo acontecido ni tampoco solicitó ayuda a otras jurisdicciones o a la Nación para combatir las llamas.

A la semana de los acontecimientos y cuando el fuego había sido extinguido, apareció el gobernador en un helicóptero afirmando en la localidad de San José de la Dormida que «el norte viene progresando… porque se ha extendido la frontera agropecuaria. Antes uno sobrevolaba el norte veía el monte. Hoy se ven cultivos…»

No visitó ni habló con los pobladores ni menos recorrió la región. Solo un demagógico acto de campaña electoral. El resto de la casta política de la provincia, incluida la oposición a la satrapía cordobesista, pareciera no haberse enterado de la tragedia; apenas unos pocos fueron a lugares icónicos, sin adentrarse demasiado en la región.

Históricamente, el norte de la provincia, región semiárida, es la zona más olvidada y marginada de Córdoba. Los departamentos Sobremonte, Río Seco, Tulumba y el resto del Oeste (Cruz del Eje, Minas, Pocho) han ido perdiendo habitantes y las condiciones de vida hacen que el éxodo continúe. Los gobernantes locales, auténticos señores feudales, ocupan los cargos de poder entre familiares (como el nepotismo de los Eslava, dueños de negocios relacionados a la expansión de la frontera agropecuaria).

Los agronegociados ligados a la extensión de los cultivos destruye el monte y bosque para seguir ampliando la frontera agrícola, despojando a los históricos dueños de la tierra (como sucedió con el emblemático ejemplo de Ramona Orellano de Bustamante, una anciana de la región que fue obligada por la justicia provincial a dejar su vivienda, que le fue demolida).

Vergonzosamente, no sólo los gobernantes: la mayoría de los medios de comunicación se centraron en la región turística alrededor de la Reserva arqueológica y natural del Cerro Colorado y Caminiaga sin recorrer -ni mucho menos dar voz- a los auténticos héroes de esta tragedia, los propios habitantes locales que combatieron el fuego durante días.

La invisibilización de la tragedia y la falta de comunicaciones permiten que este ecocidio permanezca desconocido para la inmensa mayoría porque, a diferencia del año 2020 cuando fueron calcinadas más de 350.000 hectáreas, ahora el ecocidio ocurrió en una región olvidada y marginal, inexistente para los gobernantes y la propia sociedad.

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