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25 de noviembre: un grito mundial contra todas las violencias

Hace 62 años las hermanas Mirabal, Patria, Minerva y María Teresa, eran asesinadas por la dictadura de Rafael Trujillo en República Dominicana. Un 25 de noviembre que quedó marcado para siempre en las luchas del mundo contra todas las violencias patriarcales. Hoy esta fecha las recuerda y pone en vigencia las demandas de una sociedad que aún sigue signada por patrones machistas en la mayoría de sus ámbitos.

Por María Eugenia Marengo

Larga vida a las mariposas

Fue en 1930 cuando el jefe de policía de la República Dominicana, Rafael Leónidas Trujillo, integró el golpe que destituyó al presidente constitucional Horacio Vásquez. Durante tres décadas, la dictadura de Trujillo marcaría con sangre a aquel país caribeño.

El régimen trujillista, apoyado por Estados Unidos, puso en marcha un sistema de represión y desapariciones, en el que fueron asesinadas unas 50.000 personas. A finales de la década del ’50, en un contexto de levantamientos sociales en América Latina, en Dominicana se creó un movimiento contra la dictadura de Trujillo, llamado “Agrupación política 14 de junio”. El nombre surgió por la expedición armada proveniente de Cuba que llegó a República Dominicana en dicha fecha.

Patria, Minerva y María Teresa, conocidas como “Las Mariposas”, estaban organizadas en el movimiento clandestino de izquierda contra la dictadura de Trujillo. Fueron encarceladas y torturadas, como también sus maridos y el hijo mayor de Patria. En la cárcel las mujeres detenidas comenzaron a susurrar Larga Vida a las Mariposas. Era el murmullo de sus voces suaves que secreteaban un sentimiento de resistencia, una pulsión vital de la libertad.

El 9 de agosto de 1960, Trujillo les otorgó la prisión domiciliaria, permitiéndoles salidas como ir a misa o visitar a sus esposos en la cárcel. El 25 de noviembre de ese año, en Santo Domingo, cuando volvían de una de las visitas de la cárcel, el jeep en el que viajaban fue interceptado en el camino por el Servicio de Inteligencia Militar dominicano. Patria con 36 años, Minerva de 34 y María Teresa de 25 años, junto con Rufino de la Cruz, el chofer, fueron asesinadxs a golpes. Trujillo buscaba aniquilar cualquier intento de disidencia contra su régimen. Sin embargo, luego de este crimen la presión social contra su gobierno se incrementó. El 30 de mayo de 1961, una conspiración organizada por siete hombres que aparentaban ser parte del régimen, asesinaron al dictador.

Fotografía: María Eugenia Marengo

“Convénzanse que las asesinaron”, les decía Dedé Mirabal a la policía, cuando fueron al lugar del hecho y vieron desde el barranco la escena del crimen, que el régimen de Trujillo intentó aparentar como un accidente. Bélgica Adela, conocida como Dedé, era la segunda de las cuatro hermanas. Fue quién creó el museo en memoria de ellas, como un símbolo de resistencia a la dictadura y de la libertad de su pueblo, que al día de hoy es visitado por numerosas escuelas. “Me siguen acompañando hasta en mis sueños”, había dicho en el año 2010 en el documental “Las Mariposas”. Dedé falleció en el 2014, habiendo dejado por siempre el legado de sus hermanas para toda la humanidad.

En el año 1981 se realizó el primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, en Bogotá. Allí se estableció el 25 de noviembre como el Día de Lucha Contra La Violencia Hacia las Mujeres. «Si me matan, sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte», había dicho Minerva Mirabal, en medio de la dictadura trujillista. Han pasado cuatro décadas de aquella proclama y las mariposas se hicieron más fuertes. Cada año, mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries, se organizan y salen a las calles, alegres y rebeldes, denunciando las múltiples violencias patriarcales que aún se ejercen sobre los cuerpos territorios.

La cultura del poder patriarcal

La manifestación pública de mujeres, lesbianas, trans, travestis y no binaries por sus derechos es todavía una necesidad. Los parámetros culturales de la sociedad continúan presididos por valores que jerarquiza el patriarcado. Esto significa que en muchos ámbitos de la vida, la desigualdad y la violencia, no sólo siguen reproduciéndose, sino que se continúan legitimando desde distintas instituciones del Estado hasta los medios de comunicación.

Diana Maffia, es doctora en filosofía y actualmente es Directora del Observatorio de Género en la Justicia del Consejo de la Magistratura de la Ciudad de Buenos Aires. “Cuando pensamos en las cuestiones de género pensamos en diferencias y en jerarquías. Varones y mujeres y otras expresiones de género son diferentes”, dice y explica como las jerarquías son el principal problema cuando se quiere evitar la discriminación, los estereotipos, los roles pre fijados y la violencia: “el problema es que la diferencia se convierta en jerarquía”.

El patriarcado se sostiene determinando las relaciones entre los géneros como relaciones de poder. “Eso significa que sea un varón o una mujer, quién tiene una concepción patriarcal del poder, va a ejercer relaciones de subordinación y de sometimiento, las va a naturalizar, va a ser rígido en los roles sociales, y eso no tiene que ver con condiciones hormonales, no es porque sea varón o mujer biológico que va a tener una mentalidad patriarcal”, explica Maffia.

De esta manera, es preciso transformar las relaciones de poder en todos los ámbitos y órdenes posibles. Como decían las feministas hace algunos años: “lo personal es político”. Desnaturalizar ese vínculo, implica re pensar las relaciones sociales, familiares, de pareja y laborales.

Fotografía: María Eugenia Marengo

Género y Derecho

Durante los últimos años se han puesto en evidencia muchos fallos judiciales condenatorios para las mujeres y disidencias. Resultados que se convierten en una sentencia de autoridad y calan hondo en la percepción social por la verdad. Analizar qué diferencia hay de género en la aplicación de determinado tipo de medidas, cuál es el impacto por género de ciertas aplicaciones de normas, pensar de qué modo, esas normas jurídicas y esas prácticas jurídicas refuerzan o no, los estereotipos de género, implica ver cómo se están naturalizando las relaciones de poder.

Gisel Videla, es abogada y militante de la Colectiva Aquelarre Feminismo Popular de Córdoba. Al respecto dice: “el derecho es masculino, creado y ejecutado por varones cis (cis género se refiere a personas cuya identidad de género coincide con el sexo que les fue asignado al nacer). Varones cis heterosexuales, blancos y propietarias, que viven en una gran distancia en relación a las personas ajusticiables: mujeres, travestis, lesbianas, pobres, indígenas. No tienen un registro de otras realidades y de otras elecciones de vida. Frente a eso, el derecho claramente es patriarcal. Lo que significa que las mujeres que recurren a la justicia por violencia, se encuentran con un sistema judicial que tiene una doctrina de la falsa denuncia muy impregnada, y esto hace a un descreimiento de la palabra de las víctimas. Buscan más investigarlas y peritarlas a ellas, para ver si están diciendo la verdad”, explica Gisel.

En el ámbito del Fuero de Familia se expresa cómo la ley protege los roles designados dentro de la familia, “en función de un sistema capitalista que cuida la herencia y que cuida la conformación del capital familiar”, agrega Maffia.

El derecho construye estereotipos sexuales que reproducen la mentalidad patriarcal, la de un pater de familia. “El sistema judicial le cree al varón”, dice Gisel y comenta cómo en los casos de violencia familiar o abuso sexual en las infancias, se le da prioridad al principio de los vínculos. “Les parece más importante sostener el vínculo paterno filial, consideran que eso es hacer cumplir el interés superior del niñx, antes que vivir una vida libre de violencia, a pesar de que se esté dañando a la integridad psicofísica del niñx. Así se trata a los abusadores”.

Pensar el acceso a la justicia para las personas más vulnerables es complejo, “siendo que nuestro país ha adherido a las 100 reglas de Brasilia para el acceso a la justicia de los grupos vulnerables, deberían tener una tutela judicial diferenciada. El sistema judicial es el menos democráticos de todos los poderes”, expresa.

La importancia de la visibilización es uno de los factores fundamentales para generar un cambio de conciencia en la opinión pública. El derecho debería fallar con los principios que se establecen socialmente. El abuso sexual en la infancia y adolescencia, es una de las problemáticas con las que se está trabajando cada vez más para que se reconozca. “La pedofilia es el corazón del patriarcado. Estamos dando una lucha ahí, en el núcleo de la familia, ya que se pretende que el abuso continué siendo un secreto”.

Como militante y abogada feminista, considera la necesidad urgente de que exista una verdadera capacitación en la justicia con perspectiva de género, como políticas públicas que logren una mayor heterogeneidad dentro del poder judicial. Hay una sociedad diversa que no se ve reflejada, no existe una cercanía entre quienes administran e imparten justicia y las personas que intentan acceder al sistema. “Se siente que están allá arriba, en otro mundo realmente. Y es por eso que se falla como vemos. Son muchos los cambios que necesitamos. Desde Aquelarre decimos que más que una reforma, necesitamos una transformación judicial feminista. Es transformarlo todo”.

Fotografía: María Eugenia Marengo

¿Y por casa?

Maria Rosa Rossi, Mirta Horrach, Paula Taormina, Luciana Arenas, Sabrina Ochoa, Mariela Natalí, Cecilia Basaldua, Thiago Moyano, son las vidas que faltan en Capilla del Monte como consecuencia de la violencia machista.

Desde las organizaciones locales, el Movimiento Plurinacional disidente y feminista, viene denunciando la constante revictimización que se ejercen hacia quienes van hacer una denuncia a la comisaría. El destrato de las instituciones que deberían comprometerse por la seguridad de las personas que sobreviven a la violencia, es sintomático de lo que sucede muchas veces dentro del Poder Judicial.  Mujeres y niñas sufren en el circuito de instituciones que deben recorrer para pedir protección y justicia.

Otro de los reclamos que cada año se suma, es la importancia de contar con una Unidad Judicial en Capilla del Monte, para poder agilizar la toma de denuncias y medidas efectivas de protección integral para mujeres y niñeces. La falta de un refugio para las víctimas de violencia, demuestra el desinterés del Estado local, a pesar de ser la localidad del interior cordobés con el mayor índice de violencia por motivos de género.

Hoy, las redes feministas y comunitarias siguen siendo el principal sostén que le va ganando terreno al patriarcado. Son el tejido de la palabra compañera, de los cuerpos rebeldes que hacen de la calle el lugar de la justicia. Las redes se hacen ronda y abrigo. Son el soporte y la proyección real de que otro mundo es posible.

Acciones 25N Capilla del Monte:

De 10 a 20hs.: “3er Encuentro Regional de la Economía Solidaria por el Buen Vivir. En el Día Internacional de Lucha contra las violencias patriarcales”. Balneario Municipal de Capilla del Monte. Intervenciones artísticas y radio abierta.

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