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La arqueología al servicio de la memoria: hallazgos en San Esteban tras los incendios

Un nuevo relevamiento arqueológico reveló estructuras coloniales y vestigios de pueblos originarios.

Un equipo del área de arqueología de la Provincia realizó un relevamiento en San Esteban, en el norte de Punilla, tras los incendios que afectaron la zona a fines de septiembre. En este trabajo preliminar, surgieron hallazgos significativos que abarcan diferentes épocas históricas y que ofrecen un panorama inédito sobre el pasado del lugar.

Agustín Manes, integrante del equipo de arqueología, detalló que la intervención fue solicitada por la comunidad camiare comechingón Hijos del Sol, junto con autoridades municipales. “Lo primero fue ir al lugar para documentar lo que los incendios habían dejado al descubierto: sistemas de corrales, pircas y recintos habitacionales”, explicó. Según el arqueólogo, algunas estructuras construidas con adobe y barro presentan un notable grado de conservación.

Escuchá la entrevista:

Hallazgos que cruzan temporalidades

El trabajo del equipo incluyó la georreferenciación y el registro fotográfico de las estructuras, elementos que permitirán construir un mapa arqueológico del área. Además, se encontró un mortero, relacionado posiblemente con la molienda de alimentos, vinculado a los asentamientos originarios. Sin embargo, Manes advirtió que “la temporalidad de estos elementos aún no está determinada”.

Lo que sí se pudo precisar es que parte de las estructuras corresponden al período colonial. “Por las características y las lecturas iniciales, estas estructuras estarían asociadas a la producción de ganado mular para la exportación hacia el Alto Perú”, destacó.

Proteger para preservar

Uno de los objetivos inmediatos del relevamiento fue garantizar la protección del sitio. “Al asignarle un número de registro arqueológico, el lugar adquiere protecciones legales a nivel provincial y nacional”, señaló Manes. Este registro impide cualquier alteración sin una intervención previamente autorizada.

Tras el relevamiento, el equipo se reunió con el intendente de San Esteban y Juani López, autoridad de la comunidad. “Todos coincidimos en la importancia de avanzar en estudios más profundos que permitan comprender la historia del sitio y su uso a lo largo del tiempo”, indicó.

Un contexto de desafíos

El trabajo arqueológico también se cruza con debates actuales sobre el territorio. La reciente derogación de la Ley de Emergencia Territorial N° 26.160 genera preocupación en las comunidades indígenas, ya que esta normativa había permitido salvaguardar tierras ancestrales.

Manes reconoció que “si bien nuestro trabajo se enfoca en lo arqueológico, las evidencias materiales contribuyen a proteger territorios y respaldar reclamos por derechos ancestrales”. También destacó la importancia de articular esfuerzos con otros equipos, como el Museo de Antropología de la Universidad Nacional de Córdoba, para abordar el estudio desde una perspectiva interdisciplinaria.

«Llegamos a la conclusión de que es un sitio arqueológico, un gran espacio de memoria histórica y ancestral, un hito importante para nosotrxs y para el pueblo en general. Nuestro objetivo es poder recuperar nuestra memoria. Gracias a quienes apoyaron el resguardo de nuestra ancestralidad desde el minuto cero. Kamichingon!», expresó la Casqui Curaca trans Juana Manuela López.

Por su parte, Federico Fumiato, Concejal de Capilla del Monte y uno de los articuladores para la visita del equipo de Arqueología de la Agencia Córdoba Cultura remarcó que el fuego dejó al descubierto decenas de construcciones y vestigios de extrema importancia para la conservación y valoración de la cultura originaria y las raíces del territorio:

«Seguimos trabajando para ordenar nuestra cuenca en diálogos institucionales y la construcción de la comunidad, cuidando la Casa Común»

Hacia el futuro

El informe preliminar ya fue enviado a la municipalidad y a las autoridades de la comunidad. Este documento representa un primer paso hacia la investigación integral del sitio, que abarca aproximadamente 47 hectáreas, aunque podría ampliarse con futuras exploraciones.

“Estamos ante un lugar de gran envergadura, con elementos bien conservados que hablan de la historia de Córdoba y de la región. No es un hallazgo aislado; tiene una complejidad que lo hace sumamente valioso”, concluyó el arqueólogo Agustín Manes.

La preservación de estos vestigios no solo permite entender el pasado, sino también abrir discusiones sobre el presente y el futuro de los territorios y las comunidades que los habitan.

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