Juicio Yamila Cuello: día 2
El viernes 21 de febrero se realizó la segunda audiencia por la desaparición de Yamila Cuello hace 15 años. Una crónica desde la Coordinadora Justicia por Yamila Cuello que repasa los testimonios clave sobre esta causa.

El juicio que se lleva a cabo en el Tribunal Oral en lo Criminal Federal (TOF) Nº 2 de la Justicia de Córdoba, tiene como imputados a Néstor Simone y Ramón Palacios. Ambos están acusados de haber asesinado y hecho desaparecer el cuerpo de Yamila Cuello de 21 años en el año 2009. Néstor Simone, ex novio de la joven, está imputado por homicidio, y el hermano de éste, Horacio Palacios, acusado del delito de trata de personas con fines de explotación sexual y también homicidio.
Durante el día viernes 21 de febrero, la segunda audiencia de este juicio oral en el TOF 2 de la ciudad de Córdoba, comenzó con demora y se extendió durante cuatro horas, luego de que los acusados se abstuvieran de declarar el día anterior.
Compartimos la crónica realizada por la Coordinadora por Justicia para Yamila Cuello.
Los testimonios de ese día fueron el de Soledad Cuello (hermana de Yamila), Héctor Damián López (ex novio de Yamila) y Celeste Correa (amiga), estando ausente Cristina del Carmen Márquez (vecina de Simone).
Más allá de los aportes de cada testigo, la declaración de Soledad Cuello captó la mayor atención. Durante casi 16 años, ha sido un pilar fundamental en la búsqueda de Yamila y en la lucha por justicia, sosteniendo con firmeza cada paso en la investigación.
El control, la manipulación y la violencia: un patrón de abuso sistemático
En términos generales, su declaración aportó elementos clave para comprender el control y la violencia ejercidos por Néstor Simone, ex pareja de Yamila y hoy acusado de su femicidio. Detalló, además, la explotación sexual a la que la joven era sometida en las mesas de apuestas y negocios de los dos acusados. Asimismo, situó su desaparición en el contexto de hostigamiento y persecución que Simone intensificó en los meses posteriores a la ruptura de la relación, decidida por Yamila.
“Cuando lo conoció, ella nos comentó que salía con una persona mayor. Nosotros tratamos de explicarle que él le llevaba muchos años, pero ella decía que era muy bueno, que le compraba ropa, celular, la llevaba a muchos lugares. Lo pintaba como una relación linda”, comentó Soledad. Corría el año 2004, Yamila tenía 17 años y Simone 36.
A medida que la relación avanzaba, el control de Simone se intensificó. “Era una relación tóxica, controladora. Él decidía qué amigos sí y qué amigos no. Le prohibía saludar a ciertas personas, ir a vernos o quedarse en nuestra casa”, detalló Soledad. El acusado gradualmente aislaba a Yamila de su entorno y de sus afectos, dejándola en una posición de cada vez mayor dependencia emocional, social y económica.
Con el tiempo, Soledad comenzó a ver en el cuerpo de su hermana golpes y marcas que Yamila intentaba minimizar: “Venía con marcas, decía que se había golpeado, quemado, que se le había caído un cigarrillo encima”, relató con un tono cargado de tristeza y frustración. Cuando finalmente reconoció que el origen era la violencia de Simone, dijo que no iba a denunciarlo: “porque él la amenazaba con hacerle daño a mi abuela o a mis hijos”, relató Soledad.
La explotación sexual
El testimonio de Soledad desveló uno de los aspectos más brutales de la relación de Simone con Yamila: la explotación sexual. “Néstor frecuentaba un bar en Los Pinos, donde jugaban cartas y hacían apuestas. Él pagaba con mi hermana. Incluso la obligó a estar con Horacio [Palacios]. Lo supe por amistades de mi hermana, que me comentaron que solían ir a ese bar”, reveló Soledad. Simone no solo controlaba la sexualidad de Yamila dentro de la relación, sino que también la utilizaba como “moneda de cambio”. Soledad subraya que la presencia de Horacio Palacios, el segundo acusado, era constante en estas situaciones “Palacios es el que segundea, él estaba siempre ahí”.
Cuando Soledad y su familia se enteraron de esta situación por medio de una amiga de Yamila, “fuimos acompañándola para que dejara a Simone porque él la prostituía y venía quemada y golpeada a mi casa”. Yamila retomó la escuela secundaria e hizo nuevos vínculos, pero el hostigamiento continuó: “desde que se enteró que iba a la escuela [Simone] iba por lo menos dos veces por semana. Esto ocurrió durante meses”.
Soledad se quiebra y necesita detenerse. Ante la pregunta de si puede continuar, manifiesta “Estoy bien, sólo que no deja de doler”.
La desaparición de Yamila
La desaparición de Yamila, el 25 de octubre de 2009, fue el punto culminante de años de abuso. Soledad relató cómo ese día Yamila se fue de su casa, dejando a su hijo -ahijado de Yamila- en la casa de su abuela con la promesa de regresar, pero nunca más volvió. “Al día siguiente, cuando me levanté, tenía un mensaje donde ella decía que había dejado a mi hijo en la casa de mi abuela y que se había ido a comer a la casa de un amigo, pero que volvería por la tarde”, explica la testigo.
Con el pasar de los días, recuerda Soledad, la abuela les dijo que Yamila ese día antes de irse recibió una llamada al celular, aunque en el momento no pudo precisar con quién habló: “lo único que sé -aseguró- es que discutía con alguien y que le decía ‘no me tratés mal’ porque no voy a ir.Luego le dijo que se iba a almorzar a lo de unos amigos y que le calentara agua para el mate para cuando regrese”. Sin embargo, Yamila desapareció sin dejar rastro, lo que abrió la puerta a la posibilidad de que Simone estuviera involucrado en su desaparición, como lo indicó Soledad: “Mi hermana había tenido una pelea con Néstor hacía unos 8 o 9 meses, y la última vez que pelearon, él la golpeó y la encerró en su casa”. En esa ocasión, tuvieron que rescatarla.
Años después Soledad se cruzó con Néstor Simone en la calle y lo increpó: “Yo sé que vos la sacaste de mi casa, yo sé que vos sabés, ¿qué hiciste con mi hermana?”. Su respuesta fue brutal: «Probalo«.
El día después
El 25 de octubre la vida de Soledad y su familia cambió para siempre. Ese día quisieron hacer la denuncia por su desaparición, pero en la comisaría “no nos la tomaron porque tenía 21 años y había que esperar 72 hs”. Soledad fue con un patrullero al domicilio que conocía de Simone, pero le dijeron que ya no vivía allí. Una vecina manifestó que había visto a Simone discutir con Yamila unos días antes.
El accionar policial y judicial posterior está profusamente documentado en la causa, así como las demoras y decisiones que obstaculizaron la investigación. Como ejemplo, baste la inexplicable demora del primer allanamiento en la casa de la abuela, desplegado meses después, cuando se secuestraron los teléfonos de la joven donde podría haberse encontrado información crucial y que para ese momento ya habían sido manipulados por Karina da Silva, originalmente imputada por encubrimiento.
Casi 16 años más tarde la justicia federal cordobesa lleva a juicio a las mismas personas que la familia señaló en ese momento como responsables de la desaparición de Yamila. Soledad mira de frente al presidente del Tribunal, Jorge Asís: “¿Puedo pedirle algo? Nosotros sólo queremos justicia por mi hermana. Y que al menos podamos cerrar un capítulo, que es saber dónde están sus restos”.
Damián, novio de Yamila al momento de su desaparición.
Damián vivía muy cerca de la casa de Yamila y tenía 17 años en 2009, cuando empezó a salir con ella. Salían a casa de amigos, se veían cotidianamente. Su relato, desde la mirada de un adolescente, es central para identificar el nivel de control y hostigamiento que Néstor Simone ejercía sobre la joven: “Yamila no podía hacer nada porque recibía mensajes de que estaba en el parque, de cómo estaba vestida… La pareja anterior (…) la seguía para todos lados, la hostigaba… Era más grande que ella”.
Damián insiste en varios momentos de su intervención en que Yamila tenía miedo. Cuando la abogada de la querella, Graciela Taranto, le pregunta si era miedosa, él responde con firmeza: “Yamila era muy decidida. No era miedosa, pero sí tenía miedo”.
La familia acudió a él para proteger a Yamila. Cuando Simone empezó a aparecer sistemáticamente en el CENMA donde estudiaba, Damián tomó la tarea de acompañarla a la escuela y muchas veces se quedaba esperándola. La violencia de los mensajes se intensificaba y en su declaración recuerda uno de los que más lo impactó, donde el acusado decía que “si no era de él, no iba a ser de nadie”.
Ante las preguntas de jueces y abogados, López les recuerda: “tenía 17 años y tenía miedo”. Una de las últimas veces, señala, “Simone se presentó amenazándola [a Yamila] en la escuela y le dijo que si no cortaba con él, él la iba a pasar mal”.
Damián vio a Yamila la noche anterior a su desaparición y ella le dijo que no fuera a buscarla. Estaban distanciados y no se enteró de lo sucedido hasta que fueron a preguntarle a casa de su madre si estaba con él. A partir de entonces, se sumó a la búsqueda y colaboró en la investigación acompañando a la policía a recorrer los lugares y caminos que frecuentaba la joven.
En la pequeña sala del Juzgado Federal N°2 destinada al juicio, la distancia entre quienes se sientan a declarar y los acusados inevitablemente pesa.
Damián no menciona el nombre de Simone, siempre habla del “ex-novio”, “un hombre mayor que ella”, hasta que le recuerdan un testimonio anterior donde declara “si algo malo le pasó [a Yamila], me centraría en Néstor por todas las amenazas que la ha hecho”. Cuando le piden que explicite si la persona a la que se refiere es él, la respuesta no deja lugar a dudas: “Sí, es él”.
Celeste Correa, amiga de Yami desde la infancia
En su testimonio Celeste relata que su amistad comenzó desde “chiquitas” como vecinas y que su vínculo era “muy lindo” hasta que se produce un quiebre, y es cuando Yamila conoce a Simone, a partir de ahí “se fue alejando de todos nosotros (…)” A lo largo de la audiencia Celeste fue recordando las marcas y prácticas de la violencia que dan cuenta del aislamiento y control ejercido sobre Yamila por Simone; como este manejaba sus tiempos y espacios, los mensajes telefónicos, persecución y las marcas de violencia física. Además, se refiere a Simone como “señor” o “ hombre” es decir que la diferencia de edad y prácticas quedó registrada en como se lo nombra, como alguien externo y podemos añadir en otros círculos de poder.
En su declaración Celeste da cuenta de la explotación sexual ejercida por Simone: “ella me contó que al señor este…le gustaba mucho la timba, los juegos clandestinos. Y en ocasiones él perdía y hacía que ella se acostara con gente, con los que apostaba él. Eso me lo contó ella en varias ocasiones” Además, recordó que ella y su grupo de amigos le decían a Yamila que se” fuera”, que se separara de Simone, a lo que Yamila respondía que tenía mucho miedo.
*La tercera audiencia continúa este jueves 27 de febrero