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Lucas Heredia nos invita a sentir «Un temblor»

"Estoy convencido que las canciones reparan un equilibrio que demanda la conciencia, tanto emocional, física y de la memoria, expresó a Una Radio Muchas Voces de Capilla del Monte.

En diciembre de 2024 y sin preámbulos, Lucas Heredia lanzó su último disco titulado <Un temblor>. Ese día Lucas nos regaló un disco con una sonoridad muy particular grabado tan solo con su voz y su guitarra. <Un temblor> nos traslada a un lugar íntimo, incluso mas íntimo del lugar al que ya nos llevaban sus canciones. Un disco a corazón abierto que nos llevó a conversar con su autor para adentrarnos en el universo de su creación. Lucas Heredia nos dijo al empezar la charla «La verdad que siempre sacar un disco nuevo es una celebración de permanencia y de búsqueda».

Escuchá la entrevista completa:

¿Cómo fue el proceso que te llevó a encontrarte solo con tu guitarra para hacer un disco?

-Bueno, era una duda que tenía yo sobre si podía sostener ese formato, que además es un formato muy común para mí en el vivo. Necesitaba tener la posibilidad de ver cómo resultaba así, sin ningún intermediario más que los recursos esenciales entre el que me escucha y una palabra. Fue tratar de sacar una fotografía de un momento muy conmovido, muy grande. También para poder entender y llevar a la canción, la síntesis lo menos contaminada posible de lo que estaba siendo. A veces, quizás, tener menos elementos juega a favor y además me debía este disco, no tengo ningún disco guitarra y voz. Además de eso también tengo la sensación de que se escucha por esa característica de la grabación, una cantidad de detalles que convoca a la sutileza, a la contemplación para quien escucha del otro lado.

Es un disco que además está grabado completamente en vivo, es decir, no tiene ediciones, no tiene metrónomo, no tiene grabación de una cosa sobre otra. Es decir, a la voz y a la guitarra las toqué en el mismo momento en el que estaba cantando. Todo lo que suena -las respiraciones, las pausas, los errores, entre comillas, porque cuando uno toca así suenan un montón de cositas y de detalles- es una toma de cada canción. Lo que se escucha es una toma completa y me parecía que en tiempos también de tanta información, de tanta sobre edición, poder mostrar algo sin maquillaje, sin manipulación, es también un acto como de rebeldía en términos interpretativos. Bueno, tengo esto para mostrar y a ver si esta intimidad conecta con aquellas personas que están del otro lado. Busqué con mucho despojo mostrar toda la herida completa, no ocultar nada. Creo que de alguna forma el disco retrata eso también y además que yo necesitaba hacerlo así. Un disco que terminé de armar en dos semanas y se grabó en un día, se mezcló en otro día y lo largué al mes sin adelanto, todo junto, porque es un concepto que quería cuidar y conservar.

¿Las canciones sanan?

Yo estoy convencido que las canciones reparan un equilibrio que demanda la conciencia, tanto emocional, física y de la memoria. La canción pone todo eso sobre la mesa y es un espejo en el que uno puede reflejar una dimensión que excede la racionalidad, entonces por lo tanto repara. No sé si la palabra es sanar, sino más que todo reparar un equilibrio entre todos los tiempos que transcurrimos y desde ahí poder comenzar de nuevo. Creo que las canciones reparan cuando son un acto de autenticidad y de despojo, no porque traigan una verdad universal, sino porque son una verdad propia manifestada como un acto también de humildad. Poder decir: me está pasando esto y esto que me pasa es lo más real que tengo, no es que esté bien o esté mal, creo que es un acto de reparación. Hoy ante tanta evasión, asumir que uno está sintiendo, que está quebrado o eufórico a partir de un amor o lo que sea que conmueva a la persona. Poder decir esas cosas, creo que sana nuestra relación con todo lo que sigue, en su ciclo natural. En ese momento volvemos a un ciclo natural y por eso creo que es clave también cuando la canción dice una verdad a la que uno le puso el cuerpo, creo que eso sana, no solamente a uno. Hay una gran maestra de canto: Dina Roth, la mamá de Cecilia Roth que dice que cuando uno encuentra su voz inevitablemente está encontrando la voz de alguien más. La canción sana a uno y repara también ese vínculo de la otra persona que escucha. Por eso cuando alguien se conmueve todos nos conmovemos, porque esa conmoción nos recuerda que somos humanos. Esa conmoción nos recuerda que estamos acá justamente para transitar esa experiencia y reconectarnos con todo lo que vive, todavía en equilibrio, a pesar de nosotros como especie.

¿Sentís que este disco es un disco bisagra en tu carrera? ¿Pensás que este disco puede haber cambiado tu forma de traer canciones?

Totalmente, me animo a decir una barbaridad, creo que -de todos mis discos- es el único disco en el que desde el principio hasta el final puedo reconocerme. En todos los demás discos hay momentos, a veces hasta pasajes, en los que hay algo que me pertenece, y si me pertenece también le pertenece a un montón de gente más. Creo que es bisagra también saber que puedo estar así dentro de la música, puedo existir así dentro de esto que pasa. Es muy loco que recién ahora, después de cinco discos, sea mi primer disco en el que yo me anime a mostrar sin nada más que eso, por eso también es bisagra. Acá empieza algo, todo me trajo hasta acá también, lo demás existió para que esto exista, así que nada es mejor ni peor. Acá cambia algo, creo yo, no sé, capaz que en el próximo disco diga lo mismo.

¿Sentís que el camino del arte es ir despojándose y encontrarse cada vez más adentro de uno mismo?

Yo creo que sí, o uno también uno se interpone menos, entre lo que viene a sonar. Uno es mejor canal y no se cree dueño de lo que se está diciendo, sino que lo está permitiendo más, me parece. Hace poco leí, no sé dónde, que amar es dejar aparecer, yo creo que de alguna forma esto es un acto de amor también, dejar aparecer, permitir y ya.

¿Cómo estás viviendo en Buenos Aires? ¿Cómo es la vida allá?

Es una ciudad donde existe un inconsciente colectivo que da la sensación de que todo está pasando todo el tiempo, entonces uno termina permitiéndoselo. Uno se permite por momentos sentir que no hay que ir mucho más lejos para que las cosas pasen, quizás es un proceso que tengo que hacer para entender que eso siempre estuvo acá también, en mi ciudad, pero bueno, también es necesario un camino. En mi caso yo necesitaba irme por cuestiones personales también y están pasando muchas cosas allá, muchas cosas vinculadas con la escena, con artistas que admiro mucho. ¿Será para desmitificar? ¿Será para también entender por qué ese otro país -porque la verdad que parece que por el momento es otro país- contrasta tanto con lo que a veces pasa en el resto de la Argentina? Yo en este momento lo estoy viviendo con contemplación, con fascinación también.

Buenos Aires es una ciudad del mundo que realmente tiene su encanto. Es como estar en todo, es estar en un lado, pero también en ninguno y eso también permite un anonimato necesario para refrescar la identidad.

¿Cómo estás sintiendo hoy la sociedad que nos atraviesa?

La verdad que siento que la crisis ha llegado a un lugar tan profundo, tan básico, a donde ya el tejido social excede discusiones, la ruptura del tejido social excede discusiones partidarias, me animo a decir. No es que no hay que darlas, hoy lo que se está discutiendo es levantar la mirada de una pantalla y mirar a la persona que tenés al lado. Creo que este nivel de disgregación necesita urgentes reconexiones. Siento que estamos en una crisis de empatía que permite cualquier cosa, hasta las atrocidades más grandes. Ya no estamos hablando de izquierda, ni de derecha, ni de cuestiones sociales, que además son deudas tremendas. Estamos hablando de humanos o máquinas, y de la disgregación social. Entonces hoy creo que hay que siempre pensar en colectivo, siempre pensar que esa reconstrucción del tejido humano necesariamente tiene que ser con una conciencia social, con una conciencia ambiental, con una conciencia del reordenamiento de las fuerzas y del poder en el mundo. Quizás la célula necesite empezar mas abajo todavía, desde vínculos mucho mas cercanos, porque realmente realmente estamos en una crisis muy grande. Lo que estamos viviendo: que se le permita que le gatillen a una expresidente en la cara y no pase nada, que un presidente sea parte de una estafa y no pase nada, que una sola persona tenga la riqueza para pagar la deuda externa de un país completo de 45 millones de personas. Todo esto quiere decir que transpasamos los límites que conocíamos, creo que ya ni siquiera podemos discutir estado, ni instituciones. No va a haber nada en pie en el mundo que viene, solo dos o tres personas con la llave del mundo. Hoy mas que nunca hay que rearmarse de mucha humanidad, mucha sensibilidad para encontrarse y ver de qué manera empezamos a tejer algo. La verdad lo veo bastante complejo. La vida se abre paso, como siempre se abre paso y nos va a sorprender por algún lado. Creo que es momento de tomar acciones, desde los lugares mas cercanos, para que sea real y sostenible.

¿Cómo era el Lucas Heredia de pequeño? ¿Andabas con una guitarrita pequeña de acá para allá?

No recuerdo un momento en el que no cantara, no recuerdo el momento en el que no hiciera canciones, no recuerdo el momento en que la música empezara o terminara. No teníamos guitarrita porque no habia plata, pero siempre hubo una voz. Los sonidos, la voz y el mundo son una misma cosa. Respiro y cuando exhalo estoy cantando. Siempre supe que la voz iba a ser la puerta a mi lugar en el mundo sea lo que tenga que hacer.

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