Tauro y Escorpio: el cielo pide soltar lo que ya no sirve (y prepararse para sorpresas)

La astróloga Luciana Lippo llegó a Pintó Pururú -como todos los martes- con un análisis contundente sobre el actual momento astral, marcado por la Luna Llena en Escorpio y la conjunción Sol-Urano en Tauro —que alcanzará su punto exacto el sábado 17. «Esta es la última vez en siete años que esta conjunción ocurre en Tauro. El año que viene saltará a Géminis, y eso cambia todo», advirtió. La energía de Urano, planeta de lo imprevisto, choca con la naturaleza taurina de resistencia al cambio: «Tauro no quiere sorpresas, pero Urano le viene diciendo hace siete años: ‘mirá que me voy’».
El mensaje central de esta lunación, según Lippo, es cerrar ciclos tóxicos. «Escorpio nos ilumina lo que hay que soltar: lo enquistado, lo que retenemos hasta volverlo veneno», explicó. La metáfora es poderosa: «Es como caminar por un territorio después de la guerra. Ves lo que murió, lo enterrás y seguís». La influencia de Plutón en Acuario retrógrado agrega presión: «Es tiempo de revisar qué dejamos atrás para siempre. Lo único que no muere son nuestros recursos internos: soñar, conectar, sentir».
Lippo destacó otro eje clave: Mercurio en Tauro y Lilith en Escorpio tensionan la necesidad de hablar lo no dicho. «El padecimiento surge de no atravesar lo incómodo. Si no nombramos las emociones, construimos sobre terreno muerto». Y lanzó una provocación: «La nueva fortaleza es la vulnerabilidad. Mostrar sensibilidad no te hace débil; el paradigma viejo se cae».