«Primero ponemos la olla»: El grito de Córdoba frente a la emergencia alimentaria

Elena Cahuana Fernández, trabajadora comunitaria e integrante del Movimiento de Trabajadores Excluidos, no duda al describir la realidad de los comedores en Córdoba: «Primero ponemos la olla y después vemos cómo llenarla». Esta frase sintetiza la urgencia que vivirá su plenario este sábado 31 de mayo en el Espacio Museo Cervecería de Barrio Alberdi, convocado por la Mesa por la Emergencia Alimentaria. Con crudeza, relata cómo el recorte de alimentos por parte del Ministerio de Capital Humano y el magro presupuesto provincial han forzado el cierre de comedores o la reducción de raciones: «Algunos solo dan comida tres días a la semana. Los que resisten reciben 200 mil pesos mensuales que no alcanzan ni para un mes, mientras llegan más niños y abuelos pidiendo comida para dos días».
La burocracia estatal emerge como otro obstáculo. Cahuana detalla cómo exigen personerías jurídicas y facturas imposibles: «¿Cómo le explico a un funcionario que compro carne más barata en la esquina? Nos controlan a nosotros, pero nadie fiscaliza por qué hay alimentos vencidos en depósitos oficiales». Su indignación crece al mencionar el trabajo invisibilizado de mujeres y disidencias: «Es una deuda social reconocer salarialmente este esfuerzo. Nosotras estamos al pie del cañón, pero también necesitamos garrafas, ingredientes y que el Estado deje de darnos dádivas con una mano mientras nos quita con la otra». En su comedor, donde alimentan a 150 personas, la creatividad es clave: «Vendemos panes que nosotras mismas horneamos para comprar lo que el presupuesto no cubre».
Frente a esta crisis, la Mesa propone un Programa de Seguridad y Soberanía Alimentaria que integre a agricultores, universidades y organizaciones. «No se trata solo de dar comida, sino de garantizar calidad nutricional, generar trabajo con los cordones verdes y que el Estado asuma su responsabilidad sin trabas absurdas», enfatiza Cahuana. Los cuatro ejes son claros: declarar la emergencia alimentaria provincial, aumentar el presupuesto, unificar registros de comedores y reconocer el trabajo comunitario. Con ironía, señala cómo la oposición presentó un proyecto de ley basado en sus reclamos: «Los de abajo construimos soluciones con universidades y fundaciones, y otros se llevan el crédito. Mientras, seguimos peleando para que la olla no se vacíe».
El plenario buscará articular estas voces en un reclamo unificado. «Venimos a discutir cómo combatir el hambre con soberanía alimentaria, no con lágrimas», remarca. La cita es a las 10 hs en el Museo Cervecería (La Tablada y Arturo Orgaz), un llamado a visibilizar una crisis que ya hierve en toda la provincia.