«No tomo paracetamol, converso con el sauce»: Adriana Marcus invita a dialogar con las plantas en el Encuentro de Aperitivos de Autor

La médica y escritora especializada en salud intercultural protagonizará una de las charlas centrales del evento en San Marcos Sierras, donde propondrá repensar los vínculos con la naturaleza a través de hierbas y bebidas ancestrales.
Con una crítica contundente —«La medicina alopática supresiva hace juego con una sociedad represiva. Suprime síntomas para que sigamos produciendo en este sistema capitalista patriarcal»—, Adriana Marcus llega al Segundo Encuentro de Aperitivos de Autor en San Marcos Sierras para compartir su mirada sobre cómo las plantas medicinales pueden transformar nuestra relación con el cuerpo y el territorio. Su charla «Buenezas pal vermú», el viernes 9 de mayo en la Casa de la Cultura, promete ser un viaje sensorial y reflexivo.
Medicina que escucha, no que suprime
Sobreviviente de la ESMA durante la última dictadura y exiliada interna en Neuquén —lo que ella llama «inxilio»—, Marcus se especializó en medicina rural integrando saberes mapuches. Desde allí cuestiona el modelo médico hegemónico: «La alopatía es supresiva: si tenés un dolor, tomás un analgésico; si tenés cólicos, antiespasmódicos. Borra las señales que dan los cuerpos para seguir produciendo en este sistema capitalista». Con humor, añade: «Si paso el día observando la naturaleza, sufro de ‘alpedismo’… ¡hablando científicamente!».
Marcus revela un caso revelador: «En diciembre, el hipérico floreció exageradamente en la Patagonia. Me alarmé porque cuando una planta aparece en abundancia, es señal de que la necesitaremos. En enero, los incendios devastaron Epuyén y Mallín Ahogado. Esa planta antidepresiva ya nos avisaba sobre el trauma colectivo que vendría». Para ella, este fenómeno demuestra que «las plantas son nuestras vecinas y tienen dones. Debemos aprender a leer sus mensajes como hacían los pueblos originarios».
La autora de «Plantas que hablan» explica su enfoque sobre los aperitivos: «Cuando tomo un té, primero pido permiso a la planta. Es un encuentro íntimo donde recibo los dones de un ser vivo. No es una farmacia verde: es cohabitar con quienes nos moja la misma lluvia». Sobre el evento, destaca: «Abrir el apetito también es abrir corazones. Las hierbas que ingresan a nuestros cuerpos generan un diálogo molecular que nos modifica».
Cofundadora de la Red Jarilla, critica la apropiación extractiva: «Hay moda y extractivismo. No se trata de llevar hipérico de Neuquén a Córdoba para venderlo. En cada lugar está lo que necesitamos: con 10 plantas bien conocidas, es suficiente». Insiste en que «la naturaleza no cura: nos ayuda a curarnos», frase clave de su pensamiento.

Un encuentro para degustar con todos los sentidos
El Encuentro -del 8 al 11 de mayo- combina gastronomía, música y reflexión:
- Jueves 8: Brindis inaugural en el Museo del Pueblo.
- Viernes 9: Talleres de tapas maridadas (Finca Balcaza), feria con productores y la charla de Marcus la de Pablo Riveros sobre la economía de las comunidades y el monte. Cierre musical con Yer Blues y el pianista Andrés Coppa.
- Sábado 10: Elaboración de bebidas calientes en Casa Sacha y música en la plaza con Late.
- Domingo 11: Ceremonia del té nativo en la Casa de las Hierbas Ayní.
«Necesitamos volver a observar como nuestros ancestros —concluye Marcus—. Callar la rumiación mental para escuchar lo que el territorio nos dice». Una invitación a beber, literal y metafóricamente, de los saberes que sanan.
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