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Charlas en Espacio Viarava «Lo comunitario y la salud mental»

El psiquiatra comunitario y antropólogo se presentará el próximo domingo 1º de octubre en Capilla del Monte, en el marco de la gira por Argentina. Nació en Paraguay y trabaja en el ámbito de la salud mental. Propone un camino de desmanicomialización e invita a pensar cómo venimos perdiéndonos los unos a los otros desde el miedo y el encierro.

La presentación que se realizará en Espacio Viarava – Yrigoyen 136 de Capilla del Monte se titulará «Lo comunitario y la salud mental, alianzas posibles: Ejedesencuadrá»

– En qué situación de salud mental quedamos tras los años de encierro y cómo ese encierro puede dar una nueva perspectiva para pensar en la desmanicomialización?

– Antes de la pandemia había dos palabras que estructuraban la idea de salud mental: Miedo y encierro.Ambas fueron dos palabras muy potenciadas en la pandemia. Miedo porque se constituyó el miedo al otro, el otro como virus, el otro encarnado en lo viral. Y encierro, en tanto que manicomializó la vida de convivencia. Soy partidario de las medidas restrictivas de cuidado pero a la vez me pregunto si la mirada de enclaustramiento y de encierro que tan poco se problematiza. Me pregunto sino se podría haber encarado de otra manera.

En Paraguay se utilizaba la expresión Quedate en casa. Pero la mitad de la población no se podía quedar en su casa, era jornalera y vivía de lo que conseguía en el día. Significaba un clasismo fuerte y una no comprensión de que se debía seguir transitando la vida. Un maestro nuestro decía que no es lo mismo ser loco y pobre. Hay un plus clasista en ese sentido que los manicomios tienen un target dirigido más a los sectores populares. Y por otro lado, muchas veces la psiquiatría hegemónica es miedología. Por eso nos interesa mucho la idea de que lo terapéutico es la libertad, y nos cabe pensar cómo construir una psiquiatría que no piense desde los barrotes.

Barúa Caffarena trabaja la terapia desde aquello que él llama clínica placera. Son acompañamientos clínicos de salud mental en bancos de plaza de Asunción, en Paraguay. Para el psiquiatra la apuesta viene siendo en torno a la recuperación del espacio público.

«Pensamos que perder el espacio público es perder el espacio fundamental para encontrarnos con la diferencia, para encontrarnos con quien no es como vos. Notamos que el último tiempo viene siendo capturado por lógicas mercantiles, como la de los shoppings, y por la inseguridad, a partir del miedo. Ambas lógicas son restrictivas. y nosotros pensamos que el el espacio público es el espacio que nos enlaza»

En general pensamos que la privacidad depende del ladrillo. No creemos que sea así, muchas veces se sobrevalora el ladrillo y se minimiza la importancia de qué tipo de conversaciones necesitamos.


Info sobre su libro aquí

– Estamos siendo invadidos por un concepto de libertad en el que se habla de manera muy superficial para definirla. ¿Cómo la figurás, cómo la expresás en término de salud mental?

Hay una idea de libertad donde la libertad empieza donde termina la del otro. Nos parece disyuntiva, enfrentativa y confrontativa. Proponemos una libertad en la que enunciamos que no soy libre y vos no sos libre. Entonces es una libertad colaborativa, sensible, colectivista, incluso no solamente como humano. Yo siempre recuerdo, David Choquehuanca actual vicepresidente de Bolivia, y hace unos años era el canciller de un gobierno de Evo, señaló que capitalismo piensa en el lucro, el socialismo en el hombre, nosotros pensamos en el planeta, no queremos derechos humanos, queremos derechos cósmicos. Yo me acuerdo que me shokeó que diga cósmicos, derechos cósmicos, no lo encajé, y después entendí que esa sensibilidad tiene que ver con integrarnos con otros seres, con otros contextos. Cuando yo era estudiante de medicina, había un insulto que era, qué sensible que sos, y cuando te decían eso quería decir, en realidad no servís para médico. Entonces yo tardé años en reflexionar acerca de, qué fuerte que lo sensible sea un excluyente para ser médico, y creo que eso también podemos llevarlo a esta discusión de la libertad, una libertad que genera insensibilización, nos parece que justamente va contra mano de nuestro criterio.

– Hay encuestas de estos días que dicen que lo que predomina es el miedo, excepto en los votantes de Javier Milei. Muchos responden porque está loco

Yo no puedo dar opiniones locales porque no tengo ni la historia ni la afectividad. Queda a criterio de ustedes la traducción local.
A mí me parece, por un lado, que el miedo es una forma de no pensar, el miedo es una forma de sobrevivir, entonces hay defensa o ataque, ¿no? Hablo así prácticamente como etología, como conductismo de mamíferos. Entonces, en ese contexto, cuando uno no piensa, se estrecha muchísimo lo posible. Entonces, yo creo que cuando ustedes me dicen miedo, yo me imagino un escenario donde la gente está como guarecida, desconfigurada y probablemente cerrada a una serie de cuestiones. Entonces, me pregunto mucho cómo se dialoga con eso. Le voy a contar otra cosa del trabajo clínico. Me acuerdo que una vez íbamos a trabajar en un barrio ribereño de Asunción, entre el río Paraguay y la Ciudad Alta, un abordaje del llamado loco peligroso del barrio. Íbamos a hacer una intervención, este muchacho vivía solo, una serie de cuestiones para cortarla. Primero, mis compañeras de trabajo y yo estábamos de acuerdo y después le encerraron un consultorio a la semana y me dijo, no vamos a hacer porque él después se va a vengar con nosotros. La respuesta fue, bueno, no vamos a hacer nada porque con miedo nos cuidamos para poder volver a pensar. Entonces nosotros decimos, cuando tenemos miedo, es urgente la contención para de nuevo habilitar el pensamiento. Lo primero que me viene es eso. Y lo segundo sobre la palabra esperanza, a mí me parece súper super interpelador el tema también de qué es lo que la gente siente como estafada, pero no solamente en la literalidad de las quejas, sino también en el contenido complejo de lo que ya no se cree, en qué ya no se cree y por qué (…) Me parece que hay que contener para poder volver a pensar y la esperanza hay que pensar qué se usurpó, por eso la esperanza se desplazó hacia ese lado. Yo soy muy reacio a las etiquetas de tipo es un loco, es un no sé qué, que acá también tenemos una persona que se llama Paraguayo Cuba, que es como un poco equivalente, digamos, salvando las particularidades de cada proceso nacional, porque no explica nada, porque no explica nada. Lo único que quizás a mí me sugiere cuando se habla de alguien que hace política y es un loco es que transgrede y la transgresión no necesariamente es mala o buena. Pensalo nomás en el sentido de qué se salta y qué dice eso. Yo me quedaría por ahí.

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