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Los Diaz contados

Finaliza el primer mandato de Fabricio Díaz en Capilla del Monte. Sin participación política en la localidad pero con la chapa de "nacido y críado", el mandatario llegó a la intendencia con el 36 por ciento de los votos. Y pudo terminar su mandato, que no es poco. Hoy, en los pasillos de la Muni se rumorea que pediría licencia para formar parte del Gobierno de Llaryora. ¿Están los días contados, o fueron contados?

En diciembre de 2019, Díaz asumió su primer mandato. Fue elegido dentro del espacio de Unión por Córdoba, alianza que comandaba Juan Schiaretti. En ese entonces, no tenía demasiado para mostrar. La figura del gobernador y principalmente los erráticos gobiernos radicales lo pusieron en la cresta de la ola y lo llevaron al triunfo.

A poco de asumir, Díaz se encontró con el paro de municipales que le marcó la cancha. La decisión fue clara y estratégica: pagar los sueldos. Todo lo demás puede esperar. La incertidumbre de la que venían empleados y empleadas municipales, las cuentas en rojo y la inestabilidad institucional no le daban mucho margen. Así fue. Díaz pagó y, con mayor o menor apoyo, se puso a los empleados/as en el bolsillo.

Su segundo gran mérito fue mostrar equipo de trabajo. Las crisis institucionales del radicalismo tenían a sus funcionarios/as trabajando desperdigadamente. No había cohesión interna y menos en el Concejo Deliberante, acusado más de una vez de poner palos en la rueda a la gestión.

En cambio, en el Gobierno de Díaz, aunque hablen mal por debajo, para la tele todo fue perfecto. El mandatario afrontó muy pocas renuncias en los altos mandos: la de Rodolfo Álvarez que presidía Emoss y la de Gabriela del Río en Turismo.

En cuanto al Concejo Deliberante, la solidez fue una sensación: nunca discutir a Díaz, sólo patalear por alguna coma o un signo de puntuación, pero acompañar incluso lo injustificable a ojos vista.

Su relación con las otras fuerzas fue prácticamente inexistente. Trató a los otros espacios políticos como «de mirada chiquita» y prometió trabajar en conjunto «para construir consensos» sin dar siquiera señales.

Vivir para contarla. Y hacer alguna cosita

Todo se celebró en el gobierno de Díaz. Cualquier pequeña acción fue alcanzada con la levadura de un costoso sistema de comunicación institucional que se ocupó de inflar las pequeñeces y de contar el paso a paso, por más mínimo que fueran avances. En la estrategia, pagar a parte de la prensa para generar la sensación de «todobienlandia».

Díaz organizó la comunicación en torno a los silencios de los medios y cercó al periodismo: seleccionó a quién invitar a las conferencias de prensa para que no pregunten y excluyó de las entrevistas a los pocos medios que decían «queremos preguntar»

Allí tuvo un rol clave José Ubeira, a cargo de la comunicación institucional, que pasó años diciendo «me fijo y te aviso», sin fijarse ni avisar.

Las promesas fueron muchas, las obras pocas.

El primer periodo de gobierno de Díaz adornó las promesas pero muchas de ellas no llegaron a ningún lado. Varias, incluso, fueron más una carta de intención que una acción concreta y sostenida.
Los tres primeros años el mandatario mencionó avanzar con la obra del CIC, eterna promesa de intendentes.

Se anunció también el puente sobre río Calabalumba, la evaluación de factibilidad de una rotonda en la entrada de la ruta 38, una nueva terminal de ómnibus, un polideportivo en la canchita del Tala, el adoquinado hacia Paseo El Zapato, entre otros.

Por otra parte, con bombos y platillos se puso en funcionamiento un portal de transparencia prácticamente vacío de información y se contrató a la empresa Trasus para la contabilidad municipal, que prometió soluciones aún no vistas, a cuatro años de la firma del contrato.

En 2021 expresó que habían encontrado el rumbo y anunció un Plan de Desarrollo integral: «Tenemos que sentarnos con todas las fuerzas políticas y construir consenso, un nuevo manual para Capilla del Monte» Se contrató a la Universidad Siglo XXI y los resultados al momento fueron de poca monta.

Los logros

Díaz se concentró en lo que él nombró como uno de sus puntos fuertes: el turismo. Allí, su equipo de trabajo desplegó un embellecimiento del pueblo que le permitió decir a Turistas «Capilla está más linda». No fueron grandes acciones pero sí bien visibles: la pintura de los carteles de ingreso, las mejoras en la plaza, la actualización de cartelería informativa, la presencia en eventos de difusión del turismo y las reparaciones en la techada se complementaron con campañas tales como findes y 2×1, entre otras.

En obra pública los logros no fueron demasiados: se anunció un plan de bacheo que quedó bastante corto para las necesidades del pueblo y se avanzó con el cordón cuneta sobre algunos barrios, obra que quedó sin terminar.

Se compró una chipeadora, se mejoró la iluminación y se instalaron alarmas comunitarias. Se anunció el saneamiento del Dique el Cajón, tema difícil de comprobar.

Se gestionó para que regrese el tren y se logró. Se quitó el bono del hospital y se compró la ambulancia.

Tal vez lo más significativo haya sido retomar finalmente la obra de gas, parada hace cerca de 20 años. Se trata de una obra todavía inconclusa pero que logró cruzar la vía.

Superfabricio

Las concesiones directas y compras directas fueron claves en la gestión. Al principio, intentando justificar la excepción. Al final, ni siquiera eso: confiando en la «escribanía cara», a decir de Negri, de su equipo de trabajo.

Entre las que se fueron brindando de esa manera, podemos encontrar la del Balneario Municipal, Paseo El Zapato (que luego el beneficiado desistió), la compra directa de la centralización de oxígeno para el hospital, la compra directa de los juegos de la plaza, el local de perfumería y productos a granel en el Mercado, el local 7 del Mercado, concesionado a Casa Addur, y el nuevamente el Balneario Municipal otros.

Como complemento, Díaz se asignó «facultades extraordinarias» en los artículos 5, 6 y 8 de la Ordenanza General de Presupuesto N° 3183/22, artículos 3 y 113 de la ordenanza tarifaria y artículo 4 de la ordenanza de reordenamiento económico. Entre las facultades extraordinarias que se dio, se puede mencionar la posibilidad de efectuar compensaciones de créditos presupuestarios entre distintas partidas del Presupuesto sin autorización del Concejo Deliberante y de este modo saltear la normativa que indica que los cambios en el uso de los recursos económicos deben ser aprobados por el cuerpo legislativo.

Tiempos difíciles

Cuando esta tarde Díaz asuma el segundo mandato se conocerá, tal vez, un mayor detalle de las proyecciones para el periodo 2023-2027. Díaz no la tiene fácil. A nivel nacional, los anunciados recortes harán que sea muy difícil gestionar fondos para las necesarias obras en Capilla del Monte. A nivel local, los aumentos presupuestarios son de más del 125% pero los aumentos en las tasas serán del 100%. Si a esa diferencia le sumamos las dificultades en el cobro que se afrontarán por la anunciada estanflación, la recaudación tiene poco futuro.

La esperanza mayor puede estar a nivel provincial. En numerosas oportunidades el mandatario local calificó de amigo a Martín Llaryora, actual gobernador de Córdoba. Si bien Díaz fue sin el sello de Hacemos Unidos por Córdoba por las diferencias entre el schiarettismo y su padrino político Carlos Caserio, la relación de cercanía con Llaryora generan expectativas en el entorno de las y los funcionarios. Sin embargo, el tiempo de recesión deja más signos de preguntas que certezas.

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