Política

El Instituto para la Producción Popular abre nodo en Córdoba

ippSe está conformando el Instituto de la Producción Popular Nodo Córdoba. Conversamos con Juan Nicastro, corresponsal del Informativo Recorre sobre la reunión a realizarse el martes 5 de julio a las 18:00hs en el FAMAF: «Vamos a trabajar para la conformación de este instituto, con el objetivo de que no sea entendido como asistencialismo, como pequeños proyectos de bajo impacto sino como una herramienta de transformación para solucionar necesidades reales. La intención es comprender que para los problemas que surgen en las comunidades se suelen contratar grandes empresas pero existe la posibilidad de trabajar de otra manera, generando mano de obra local e incorporando tecnologías de avanzada»

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Sobre el Instituto de la Producción Popular

 

Enrique Mario Martínez afirma que es necesario que los economistas con compromiso popular y visibilidad señalen cuáles serán los efectos sobre nuestro pueblo de la política de Cambiemos. Los análisis serían más efectivos si se sustentan sobre el hecho inexorable que la rapiña es robo y que después del robo quedan vacíos nuestros bolsillos.

 

Por Enrique M. Martínez*

(para La Tecl@ Eñe)
Cuando era un adolescente tenía la imagen tomada de las películas de aventuras sobre los ancianos de la tribu, considerados los sabios que orientaban al conjunto, aunque no pusieran el cuerpo en las guerras.

Los años me han enseñado que en la sociedad moderna no es esa la imagen válida. Por un lado, está instalada la cultura del capitalismo excluyente, que sostiene que es imposible que todos estén bien, por lo que es necesario competir para quedar del lado de arriba.

Esa es una primera razón para buscar desplazar a los mayores, porque los de abajo vienen pechando.

Por otro lado, la dimensión colectiva que había crecido hace 60 años, pero necesitaba ser especialmente cuidada, se ha hecho jirones ante las sucesivas crisis, que no solo hacen competir por la escasez sino – como correlato – hacen desconfiar de casi todo semejante, construyendo divisiones de partes aún antes que esas partes puedan considerarse unidas.

El resultado – uno de varios, en realidad – es que la dimensión histórica ha perdido peso en los análisis. No solo Sergio Massa pudo darse el lujo de ignorar una de las frases más populares de Juan Domingo Perón, argumentando que él no había nacido cuando se dijo. Esa atribución es asumida en forma cotidiana por todo analista, opinador o protagonista de la política nacional.

Pareciera que solo existen el presente y los manuales que se estudiaron en la universidad. Poco se sabe – y menos se usa – de la experiencia de ejecución concreta de esas teorías. Cada vez se empieza de nuevo, en una calesita que nos hace volver y volver a la infancia intelectual.

Pero no somos chicos.

La redistribución de ingresos a través de un estado de bienestar como el que aplicó el kirchnerismo ya se había intentado antes, con algunos matices históricos diferenciales, pero que bien utilizados pudieron haber evitado cometer algunos errores.

Las teorías neoliberales, que condicionan más rígidamente a quienes las aplican, también habían sido esgrimidas, hace bien poco tiempo. Era y es posible, en tal caso, pronosticar qué harán sus seguidores al montarse en los sillones públicos y cuáles serán sus efectos sobre los compatriotas.

Eso es especialmente posible cuando en la Argentina se aplica la variante rapiñera, que no es en realidad una mirada monetarista de la economía, sino que se esconde detrás de ella para provocar transferencias brutales de ingresos, que se pueden asimilar más a un robo masivo que a una política económica.

Le serviría de mucho a nuestro pueblo que un conjunto de economistas con visibilidad y compromiso popular se aplicaran a señalar por anticipado cuáles serán los efectos sobre los ciudadanos de la política de Cambiemos, basados sobre el hecho inexorable que la rapiña es robo y que después del robo quedan vacíos nuestros bolsillos y que, finalmente, ese vacío tiene efectos en cadena, donde no hay otro resultado que la desesperación masiva.

Este análisis y este pronóstico, al cual se lo puede encarar con muy baja probabilidad de error, tiene más fuerza de convicción y de aglutinamiento popular, que medir si la inflación sigue subiendo o empieza a bajar; cuánto es el déficit fiscal – que previamente habíamos considerado una variable de valor opinable- o si llegan los dólares del exterior, sin discutir previamente para qué querríamos esos dólares.

Tomar por buenos los objetivos del liberalismo – en su versión más salvaje – y a continuación criticar a Cambiemos porque no los cumple, se parece mucho a reírse de quien nos tiene secuestrados, porque ató mal las cuerdas con que nos somete.

El verdadero desafío de los economistas que quieran ayudar a esclarecer a las mayorías tiene dos facetas:

Animarse a pronosticar las acciones liberales, evitando ser cronistas críticos de ellas.
Construir los escenarios que realmente deben recorrerse si es que queremos que nuestro pueblo esté mejor, que en muchos casos son lisa y llanamente las antípodas de lo que el gobierno hace, pero que además, en varios planos se diferencian notoriamente de lo gestionado hasta 2015. No es la nostalgia de un modelo con límites notorios lo que convencerá primero y entusiasmará después a las mayorías nacionales.
Buenos Aires, 3 de julio de 2016

Fuente: http://www.lateclaene.com/#!enrique-mario-martnez/cuiq

*Instituto para la producción popular

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