En Entre mate y mate conversamos con Analía Kalinec.
Analía (docente y psicóloga) es hija del comisario PFA en CABA Eduardo Kalinec (detenido desde 2005) quien fue condenado con sentencia firme a prisión perpetua en 2010.
«Yo crecí en total ignorancia de esa condición de represor de mi papá, un papá muy presente, un papá muy querido (…) En el año 2005 llega la detención de mi papá y fue una sorpresa porque hasta ese momento yo nunca había vinculado a mi papá con la dictadura. Yo vivía bastante en la ignorancia con respecto a todas estas luchas, a todos estos acontecimientos de la historia reciente, nosotros recién habíamos nacido. Fue un proceso difícil poder aceptarlo, de mucha negación al principio hasta que él termina condenado a cadena perpetua.»
Eduardo Kalinec participó como represor durante el terrorismo de Estado de la última dictadura en al menos 3 centros clandestinos de detención (Atlético, Banco y Olimpo), bajo la órbita de Suárez Mason.
«Yo iba a visitarlo a la cárcel, iba con mi hijo. En el año 2008 se eleva la causa a juicio oral y eso marca un punto de inflexión para mí para mi historia porque ahí yo me empiezo a dar cuenta que mi papá me estaba mintiendo. Que él sí había participado y que había elementos, había testigos había pruebas y que por eso se iba a iniciar el juicio.»
Poco a poco, en Analía se empezó a resquebrajar el discurso familiar y sus convicciones comenzaron a pesar más que los mandatos.
«A mí me generaba mucha contradicción y mucha angustia desconfiar de él o dudar de lo que él decía. Él decía que era todo mentira, que no teníamos que creer nada, que el gobierno de unos revanchistas había llegado al poder. Y yo suscribía a lo que él me decía por una cuestión de afecto, de cariño y por una imposibilidad de dudar de él. Obviamente que a partir de que él queda preso yo empecé a estar más permeable y más atenta además que hubo como una proliferación también a nivel social en términos de medios.»
El contexto general, la presencia de HIJOS y de MADRES, distintas actividades sociales y culturales, comienzan a poner en el tapete las maniobras represivas de la dictadura y esto comienza a tener impacto en Analía.
«Yo empiezo a ver incongruencias, donde yo a nivel intrafamiliar sabía cierta información y después leo las declaraciones de él donde dice yo no conozco ese alias, yo no sé a qué se están refiriendo.
La última vez que lo voy a visitar, fue en el 2008, por primera vez encaro el tema. Le digo, vos estuviste, porque están elevando la causa a juicio oral o sea, la realidad no se condice con lo que vos estás diciendo. Entonces él ahí intenta, es la primera vez que yo lo escucho hablar del tema, hacer justificaciones: que estaba bien torturar para sacar información, que no fueron 30 mil, que él sabía bien a quienes iba a buscar porque él los investigaba, que a los que él iba a buscar era gente peligrosa. Y en este intento de él de justificarse a mi me termina reconfirmando lo que tanto me costaba aceptar.»
«Al otro día mi papá me llama por teléfono medio lloriqueando preguntándome si yo lo quería y yo le digo: mirá yo te quiero, pero lo que hiciste estuvo mal. Y ahí me corta el teléfono y ese va a ser como un corte que se va a convertir en reproche a nivel familiar donde a mi me reclaman que yo no lo apoyé o comencé a hacer preguntas que no debería haber hecho.«
Su padre le inicio a Analía una causa por «causales de indignidad» para desheredarla de la herencia de su madre, fallecida en 2015. El motivo fue que Analía le cuestionó a su padre la participación como represor. Esto le genero un «cisma» dentro de su familia, tiene cortado el diálogo con sus dos hermanas menores, ambas personal civil de la PFA.
Pocos años atrás Analía generó, junto a otros familiares de represores, el colectivo «Historias Desobedientes», con el objetivo de visibilizar las historias de quienes cuestionan las acciones de sus familiares represores y buscan sembrar conciencia en torno a los DD.HH
Escuchá todos los audios de Entre Mate y Mate
