Capilla del Monte

La Casa Diversa: una red en Traslasierra

Para dar respuesta a la necesidad de lugares de encuentro entre las personas disidentes del valle, hace aproximadamente nació La Casa Diversa.

Compartir, mirarse, sociabilizar, contener: reconocer y ofrecer un espacio vital se logró hace aproximadamente 3 años, cuando se activó La Casa Diversa, en Traslasierra. Para quienes habitan existencias disidentes, las distancias y el contexto expulsivo de una sociedad muchas veces tradicional puede convertirse en expulsivo.

Desde La Tinta conversaron virtualmente con Marc, Ramón y Oliver, activistas en la Casa, para conocer la experiencia que acontece de aquel lado de las sierras.
“Nos juntamos entre un par que nos veníamos cruzando, nos empezamos a reunir y organizamos una acampada disidente que tenía como eje problematizar nuestra vida en los pequeños pueblos, es decir, conversar y profundizar sobre cómo es la vida de las personas trans, maricas, tortas, etc., en estos territorios”, historiza Marc.

Entre relato y relato, se reconoce una sensación común que siempre estaba presente: la de aislamiento y soledad. Y para la disidencia no había antes de esta propuesta, espacios específicos de reunión.

“Hay particularidades, en general, son territorios muy machistas con ideas muy conservadoras y una presencia de la iglesia muy fuerte”, dice Marc. Para Oliver, es difícil generalizar o comparar las formas de las violencias con la vida en las ciudades más grandes o céntricas, “hay muchas formas de violencia diferentes, algunas mucho más visibles que otras, algunas más naturalizadas. Creemos y sabemos que, en los pueblos pequeños, no llegan los recursos que están disponibles en las ciudades, los recursos simbólicos, culturales, de acceso a la salud, la educación, de encuentro. Lo que sucede es que los pueblos acentúan el aislamiento. Algo que ahora, en la pandemia, todas las personas lo han experimentado, saben lo que es y, para nosotres, es una constante en muchos casos, por formar parte del colectivo LGBTTTIQ+”.

«Marc aclara que el espacio es una casa aunque aún no tienen un espacio físico como tal. Una casa cábala, un hogar sin paredes ni techo convidado a habitar. “Es necesario hacer de Traslasierra una casa para nosotres como trans, travas, maricas, tortas y que no sea un espacio hostil donde nuestras existencias se vean imposibilitadas de ser visibles o nos tengamos que ir. Que podamos ser nosotres mismes, por eso, nos llamamos casa”. Y entonces, recuerdo lo que alguna vez dijo Olga Orozco: “Vuelve a erigir la casa y bordemos la historia. Vuelve a contar mi vida”.

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