Capilla del Monte

Aguas Azules: una sede en construcción va tomando forma a puro pulmón

Mientras el barrio se junta para poder hacer crecer las paredes del Centro Vecinal y así hacer de esas paredes un lugar de encuentros y servicios a la comunidad, una vecina del barrio repasa las diversas «llegadas» que fue teniendo el barrio en los últimos años y relata cómo se organizaban. Este viernes, realizan locro para juntar fondos para esa construcción.

Por María Delia (Maru) Sola

Hoy les quiero hablar de mi barrio, Aguas Azules. Hablar de un barrio es hablar de su gente, de los de ahora, de los primeros que llegaron, de cómo empezaron a juntarse.

Hace muchos años, más de 35, había muy poca casas en el barrio, casi todo era monte. Algunos vecinos que lo habitaban en esos tiempos eran Juana, de la casona frente al tanque de agua y frente a ella Miguel, el que canta folklore, con su mujer e hijos. Y frente al tanque sobre Limay, Elena. También vivían la familia Cuartuchi, Pereira, Volquen. Y como no Recordar a Gerardo Marmo y Mariana.

En esos años llegó del Chaco América Tolivia del Cueto, para los vecinos, “MECA”, con su marido español, Antonio García Hernández, y su familia.

En los 90 llegaron Cristina Funes que vivía frente al paso nivel, y luego llegó Inés Funes y se hizo su casa en la calle Pueyrredón.

El barrio tenía su propia agua, que administraba Ángel Ambrosio, llegaba la boleta comunitaria, se dividía entre las pocas familias que vivían y una vecina pasaba casa por casa a cobrar. Cuando Ángel falleció siguió administrando Antonio, el marido de Meca, “el gallego García”, como le decían en el barrio.

Los mismos vecinos arreglaban las cañerías y realizaban las conexiones (cada uno la que le correspondía), pedían a EMOSS las Bridas y luego compraban en Córdoba y se las reponían.

En esos mismos años ocurrió un hecho histórico para el barrio: Antonio García, marido de Meca, haciendo un pozo de agua en el patio de su casa encontró unos huesos. Casi no se podían sacar, porque en contacto con el aire se deshacían. Parecían de un raro animal, así que dio aviso a la Municipalidad, que mandó un Geólogo a inspeccionar los huesos. Resultaron ser de una Macrauchenia, animal mamífero que habitó Sudamérica hace 8500 años, similar a un camello con una trompa corta y unos 2 metros de altura. De la familia de los rinocerontes, pero también emparentado con los camellos y las llamas. Además de científicos vinieron también periodistas, y curiosos, era verano y los turistas que se enteraban querían ver. Los geólogos querían seguir excavando, pero la familia quería vivir tranquila y se opuso. Se llevaron los huesos que pudieron rescatar al Museo de Ciencias Naturales de La Plata. Y así fue que Aguas Azules fue zona de hallazgo arqueológico.

En enero 1995, llegaron Omar Grillo y Rosana, se instalaron unos meses en casa de su amigo Juan, y construyeron su casa en Río Paraná y Río Pilcomayo, donde vivió con su familia 18 años, aquí nació uno de sus hijos, Suri. Se organizaron 13 familias y armaron el Primer Centro Vecinal, hacían asambleas. No había alambrados, todo era muy silvestre, los chicos jugaban en total libertad por el barrio, sin ningún peligro absolutamente.

Omar relata una hermosa experiencia que tuvieron durante unos meses entre 5 familias, León Díaz, Carla y Lucas (de La Pampa) Juan Marmo, Ale y Alejandro Bonucci y filia Grillo, iban un sábado a cada casa, el que recibía tenía la lista de lo que quería hacer en su casa, y todos trabajaban el sábado entero para las tareas en esa casa. Se veían muchas mejoras, porque eran 5 familias trabajando para 1. Omar Grillo, recuerda su vida en el barrio Aguas Azules como mágica, por la gran comunidad que había entre las familias

Raúl Zárate y Loly llegaron en 2006, también recuerdan que había pocas familias viviendo en el barrio y se conocían todos, los del barrio…y casi todos los del pueblo también.

En 2009 arrancó una gran oleada de gente que se vino a vivir y se empezaron a ver más construcciones en la franja entre Av. Argentina y la Ruta.

En 2012 llegó Paula Orcajo con su familia, nuestra bióloga, quien está siempre pendiente del medio ambiente y cuidando que no se desmonte la diversidad que nos rodea.

Actualmente, aunque la cantidad de personas que vivimos en el barrio es considerable, el tamaño de los terrenos permite que los vecinos mantengan su intimidad personal en el marco de una naturaleza rica y diversa, conviviendo con el medio ambiente.

Después de varios intentos, idas y vueltas, hemos logrado tener una Comisión Vecinal, una Sede en construcción que va tomando forma, a puro pulmón, en Río Carcarañá e Iguazú, y es el sueño de un grupo de vecinos llegar a tener un Centro Cultural con talleres funcionando y mucha actividad. Entre muchos, así lo haremos…

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