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Segunda semana de audiencias: ¿Quién mató a Cecilia Basaldúa?

Concluyó otra semana del juicio por el femicidio de Cecilia Gisela Basaldúa. Otra semana, sí, donde se suman más dudas que certezas. Adentro, las declaraciones de los policías que detuvieron a Bustos. Afuera, en la puerta de Tribunales, la mamá de Jorge Reyna, artistas y numerosas organizaciones acompañando a la familia de Ceci.

La segunda semana de audiencias por el juicio de Cecilia Basaldúa terminó el día jueves. El viernes el jurado popular se trasladó hasta el supuesto lugar del femicidio para realizar una inspección ocular. Después de tres jornadas donde declararon policías que pusieron en evidencia más contradicciones, el jueves dieron testimonio los hermanos y la hermana de Cecilia y se mostró una reconstrucción virtual del hecho que dejó más dudas que certezas. Afuera, el abrazo de cada día entre familiares, fue con Olga Tallaprieta, la mamá de Jorge Reyna, el joven que apareció muerto en la Comisaría de Capilla del Monte, en el año 2013.

Por María Eugenia Marengo

Hace dos semanas que en las escaleras de los tribunales de Cruz del Eje se despliega el aguayo, se ponen fotos, flores, un sahumador de colores, se encienden las velas y comienza el ritual. Hacia adentro del moderno edificio que tiene la justicia cruzdelejeña, el incienso se convirtió en el aroma inusual que llega hasta la sala de audiencias.

Cerca de las tres comenzaron las declaraciones de Guillermo, Facundo y Soledad Basaldúa, quiénes dejaron en claro que Cecilia siempre se comunicaba, “estando en México, en los lugares más recónditos. Nunca andaba sin su mochila. Su mochila era su casa”, expresó Facundo. “No era una loca, ni una obsesiva, mucho menos una psicótica. Una persona con un corazón enorme. Le parecía injusto un mundo tan machista”, dijo Guillermo.

Facundo y Soledad Basaldúa declararon que los mensajes que tenían de su hermana se los enviaban al ex subcomisario Zárate -responsable de la investigación, preso en Bouwer por robo, lesiones leves y privación ilegítima de la libertad de una menor-, quién se comunicaba con Soledad diariamente durante la búsqueda. “Toda la información que a mí me llegaba, se la pasaba a Zárate”.

El día 20 de abril, cinco días antes de que Cecilia apareciera sin vida, Soledad recuerda que las amigas de su hermana le enviaron una captura de pantalla del Facebook donde se leía que se había encontrado un cuerpo en el basural de Capilla del Monte, “y se lo pasé a Zárate, era en un portal de noticias, decía que era el cuerpo de una mujer”. Esta noticia, que fue borrada a las horas de las redes, también fue recordada en otros testimonios de vecinos de Capilla.

Los hermanos de Cecilia dieron cuenta de la investigación sesgada que realizó la Fiscal Paula Kelm para sostener la hipótesis del brote psicótico, utilizando de manera selectiva mensajes privados de ella. “Les pasé con toda la buena fe los chats personales que tenía con mi hermana- manifestó Facundo en relación a la información brindada a Zárate-. Le dieron a la Fiscalía lo que le servía a ellos, omitieron todo el chat donde mi hermana habla de Mario Mainardi. Manipularon esos chats. Desconfío de usted, -en alusión a Carlos Escudero, presidente del Tribunal- que fue subcomisario. Desconfío de cada persona con un arma”.

Durante estas dos semanas, las puertas de Tribunales se caracterizaron por la presencia de numerosas organizaciones que acompañan el pedido de justicia por Cecilia. Foto: Juan José Mazzeo

El cuarto intermedio

“Hoy me encuentro acompañando a los papás de Ceci. Estamos todas en la misma lucha, ya que fue la misma policía la que nos quitó a nuestros hijos de nuestro lado”, dice Olga mientras se despliega la bandera con la imagen de “Jorgito”, detrás los carteles con los rostros de Cecilia. La foto del día jueves.

Hacia finales del año 2019, Olga Tallaprieta se enteraba mediante una cédula judicial de la Fiscal Paula Kelm, que se disponía el archivo de la causa de su hijo. Para los peritos su hijo se ahorcó con la manga de su campera atada a la reja de una ventana, unos centímetros más baja que él. En el año 2014, la celda donde estuvo Jorge Reyna fue remodelada obturando la posibilidad de recrear la escena del hecho.

Olga y Susana se abrazan de nuevo. Saben que la impunidad nace del mismo lugar: la Fiscalía de Cosquín. En ambas causas se realizó una “autopsia psicológica”, para establecer el perfil de la víctima. Durante seis años la Fiscalía de Cosquín “investigó” en función de una única hipótesis: el suicidio. A pesar de que los elementos del peritaje oficial que figuran en la causa acreditaron golpes en el joven de 17 años producidos cuando lo detuvieron, se indagó en su círculo íntimo y no en las últimas personas que lo vieron con vida: la policía de Capilla del Monte.


La reconstrucción virtual del hecho

Cerca del atardecer, en la sala de audiencias Álvaro Zaragoza, de la policía judicial, de la sección de desarrollo Interdisciplinario, análisis criminal y tecnológico de la información, proyectó la reconstrucción virtual del hecho.

Desde una video llamada, la licenciada en Criminalística, Silvia Bufalini, hizo su análisis luego de ver el video, quién fue citada por la co querella, de la Secretaría de Derechos Humanos, representada por el Dr. Battiston.

En la recreación digital del escenario del hecho, se reconstruyó a la víctima, al supuesto victimario y el lugar. Al finalizar la exposición, Bufalini explicó que, “acabo de ver una reconstrucción que tiene una dinámica, pero que los resultados no coinciden con las pruebas”.

Algunas de las características que fueron expuestas por Bufalini tienen que ver con que el victimario no tiene restos de la víctima, no hay en el imputado ninguna flora que pertenezca a la ropa de Cecilia, como tampoco hay ADN de Bustos en el hisopado que se hizo de las uñas de Cecilia. Por lo tanto, “no hay una relación, una transferencia entre víctima, victimario y lugar del hecho. Hay descripción, pericias, pero no hay elementos que comprueben la vinculación entre ambos. Uno podría vincular a Bustos como a cualquier otra persona”.

Eran cerca de las ocho de la noche, cuando la audiencia se dio por finalizada. “Realmente parece un chiste”, expresó Giselle Videla, abogada asesora de la querella. “La verdad entiendo que en los gabinetes del poder judicial, hay gente no formada que se dedica a ver cómo puede hacer para inventar una mecánica con las pruebas que existen. A la pregunta de por qué el cuerpo estuvo veinte o quince días y no tuvo ninguna marca, no saben qué responder. Por qué si Cecilia estuvo frente a Lucas Bustos, no tiene heridas en la parte exterior de su brazo, que sería lo lógica, tampoco pueden responder. Incluso la sangre en la piedra ubicada dónde se encontró el cuerpo, pertenecía a un animal”, concluyó Videla enfatizando así la falta de evidencias para demostrar que el lugar dónde apareció sin vida Cecilia, fue donde se produjo el femicidio.

Laura Compagno, artista capillense, acompañó una de las jornadas de visibilización en las calles. Foto: Juan José Mazzeo

Otra semana que suma más dudas que certezas

Concluyó así una semana donde se manifestaron las incongruencias entre los policías que detuvieron e interrogaron a Bustos, diferencias en los tiempos que dicen haber estado con el imputado en la Comisaría, la falta de una citación formal, en relación a los que dijeron haberlo llamado como testigo y lo más grave, la ausencia de un acta de declaración dónde quede expuesta la “autoincriminación” de Lucas Bustos.

Sorprendió la subestimación de determinadas declaraciones por parte del presidente del tribunal, Carlos Escudero, como cuando la abogada de la querella, Daniela Pavón, le preguntó al testigo Ubaldini López por qué hubo dos llamadas salientes de su teléfono a Mario Mainardi el día 9 de abril a la 1 de la madrugada. La respuesta del juez Escudero fue agresiva hacia la abogada, aludiendo que “no se está investigando la vida personal del policía Ubaldini”. Desde la Mesa de Trabajo de organizaciones feministas, sociales y de derechos humanos que acompañan a la familia Basaldúa expresaron el repudio ante este tipo de situaciones que se repiten. “Nos sigue pareciendo inaceptable que quienes conducen juicios de esta inmensa gravedad evidencien una falta absoluta de perspectiva de género, que sean violentos y ni siquiera puedan mantener un diálogo respetuoso con sus colegas, imponiendo sus decisiones no a través de argumentos sino de juicios descalificantes y cuestionables”.

Sumado a esta situación, el día 12 de mayo se hizo pública la noticia de que el juez Carlos Escudero formó parte de la policía de la provincia hasta 1997, cuando la abandonó con un retiro obligatorio. “Llama la atención su presencia en el tribunal de un juicio en donde el fiscal Cuello recusó a uno de los miembros del jurado popular por tener vínculos con la fuerza policial, dadas las características del caso”, aludieron desde la Mesa de Trabajo.

Finalmente, cabe destacar el testimonio de la única testigo civil que estuvo en la comisaría cuando detuvieron a Bustos, dónde dijo haber escuchado con insistencia: “Decí la verdad”, “vas a terminar preso como tu hermano”. Para las abogadas de la querella esto significa una apriete “y una actuación sobre Lucas Bustos como si fuera un sospechado, que se encargaron de decir que no lo era hasta ese momento”, manifestó Giselle Videla.

La salida

Ya de noche, el aguayo se dobla y se apagan las velas. Daniel y Susana Basaldúa, antes de regresar a San Marcos Sierras, donde se alojan desde que comenzó el juicio, lo guardan en una caja que acomodan en su camioneta, hasta la próxima jornada. Ya pasaron nueve audiencias. Algunas de mañana, otras hasta la noche. Se abrazan en cada cuarto intermedio, que los invita a charlar o a compartir con artistas que los esperan con un mate. “Compartimos el mismo dolor y sé lo que se siente”, les dice Olga. Adentro quedaron algunos policías y expedientes como cascadas sobre los muebles. Afuera las escaleras vuelven a su normalidad. Los jueces ya salieron por atrás. Sólo permanece el incienso flotando en el aire húmedo, que ya es silencio en el medio de la noche.

Olga, mamá de Jorgito, junto a la familia de Cecilia. Foto: Juan José Mazzeo

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