En la región

Conversatorio sobre cooperativas de cuidados en San Marcos Sierras: “El límite en las tareas de cuidado es muy difícil de establecer”

El miércoles 22 de junio en el Salón de Usos Múltiples del Centro Integrador Comunitario (CIC) de San Marcos Sierras, Córdoba, se realizó un encuentro en el que se conversó sobre el camino de cooperar en lo que hace al trabajo de cuidados. Del encuentro participaron en torno de 20 personas dedicadas al cuidado de personas, principalmente de personas mayores y con discapacidad. También se hicieron presentes referentes de distintos ámbitos del Estado, tales como el INAES, el INTI, el Ministerio de Desarrollo Social y la Mesa de Gestión del CIC.

Por Ariana Sacroisky
Incubadora de Cooperativas de Cuidados (INAES)

Ariana Sacroisky, quien escribe esta crónica, presentó los resultados del relevamiento nacional llevado adelante por la Incubadora de Cooperativas de Cuidados de INAES y, compartió experiencias de cooperativas argentinas dedicadas a la actividad. Leandro Rueda, técnico del INTI, presentó las características de las cooperativas de trabajo, especialmente de aquellas de cuidados, poniendo el acento en lo que significa conformar un grupo con la fortaleza interna para avanzar en la constitución formal de una cooperativa.

Verónica Araya, quien coordina tareas de cuidado de diferentes trabajadores y trabajadoras de San Marcos Sierras y Cruz del Eje, se refirió a los vínculos de las personas cuidadoras con las familias, al aporte que significaría para este vínculo el trabajo cooperativo y a la necesidad siempre presente de contar con capacitaciones. Eugenia Cifarelli y Agustina Luna, en tanto, quienes están a cargo de la Dirección de Protección de Derechos e Inclusión de Personas con Discapacidad de la localidad y son referentes del Grupo de Inclusión “Somos”, pusieron el acento en la gran necesidad de cuidados que existe en San Marcos Sierras, ya que son muchas las personas mayores que vienen aquí desde otros territorios para transitar la vejez.

El intercambio fue muy enriquecedor, y ya implicó en sí mismo un acto de cooperación, Por un lado, se puso el acento en la importancia de “cuidar a quienes cuidan”. Por otro, existió gran coincidencia en la necesidad de trabajar el vínculo con las familias de las personas a cuidar. Se mencionó la complejidad de aquellas oportunidades en las que la opinión de la familia es diferente de aquella de la persona a cuidar, generando situaciones difíciles de abordar individualmente.

Otra mujer dedicada al cuidado agregó que incluso en ciertas ocasiones ha llegado a vivenciar situaciones de maltrato por parte de la familia de una persona a quien asistía. En aquellos casos, quedó claro el aporte que podría significar el trabajo cooperativo. En la Cooperativa Soltrecha de Resistencia, Chaco, por ejemplo, existe una persona a cargo de recibir inicialmente a la familia y de llevar adelante un diálogo profundo para acordar las condiciones y los límites de las tareas de cuidados, de modo de poder dar respuesta a las necesidades de quien cuida y de quien recibe cuidados.

A su vez, existió coincidencia en el encuentro en que vincularse con una empresa, como es una cooperativa, a diferencia de con un cuidador o cuidadora individual, les brinda mayor tranquilidad a las familias. También se puso el eje en el hecho que no todos los hogares son iguales: “Entrar a una casa es entrar a un mundo”, mencionó una cuidadora. Es justamente por encontrarse dentro del hogar de la persona asistida que surgen las dificultades para establecer los límites entre las tareas domésticas y aquellas de cuidados.

Existió acuerdo también sobre la necesidad de capacitarse y de fortalecerse para poder abordar situaciones complejas: no afectar a las personas cuidadas con los problemas del propio hogar y no llevar al propio hogar el desgaste y cansancio que en ocasiones implica la tarea de cuidados. El trabajo cooperativo, se reflexionó, podría actuar como un respaldo para abordar este tipo de situaciones. En general, el interés se puso en torno al apoyo, al acompañamiento que el colectivo aporta a la tarea de cuidados, como así también en el poder que brinda para establecer los límites de la tarea. Para brindar un ejemplo en el que esto es necesario, una cuidadora mencionó ocasiones en las que una persona a quien cuidaba la llamaba en horas de la madrugada, y las dificultades que ella encontraba para manejar tal situación.

También se intercambió sobre cómo mejorar el trabajo de las personas cuidadoras para proteger su salud. Surgió también la necesidad de contar con capacitaciones acordes, que también brinden elementos para abordar estas situaciones, y otras más vinculadas con las prácticas materiales del cuidado (tal como movilizar a una persona que no puede hacerlo por sus propios medios). Una compañera comentó que sufría dos hernias de disco derivadas de sus largos años trabajando como cuidadora de personas. De allí que, tal como mencionó una participante: “para cuidar es necesario cuidarse”; una de las ideas que siempre están presentes al hablar de cooperativismo de cuidados: el cuidado de las personas hacia adentro y hacia afuera de la empresa.

El momento en el que se expresó mayor malestar fue cuando se conversó sobre el modo en el que PAMI da respuesta a la necesidad de cuidados de las personas adultas mayores. El pago por hora trabajada de apenas $140, las dificultades que trae el hecho de que el servicio sea tercerizado y de que exista intermediación, y los problemas de funcionamiento de la aplicación que utiliza el organismo, fueron subrayados.

La actividad concluyó con expectativas sobre el mejor modo de seguir construyendo el trabajo cooperativo en lo que hace a los servicios de cuidados, profundizando el trabajo mancomunado y la construcción de lazos de confianza, tejiendo una red para dar respuesta a una necesidad, que sin dudas se presenta con mucha claridad, y es cada vez mayor, tanto en San Marcos como en la región.

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