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Alienígenas, monstruos y el carnaval de la vida

Durante el fin de semana pasado, Capilla del Monte fue el escenario del Festival Alienígena. El desfile se llenó de personajes que interactuaban con el público a su paso. La Brigada Forestal Galáctica, fue una de las imágenes de este FA que fusionó la naturaleza con esta versión del carnaval.

Orejas puntiagudas, una gran cabeza sin pelo, ojos enormes como si fueran moscas, altos, azules y verdes, las distintas formas que toma lo “alienígena”,  según la cultura popular. Este año en el desfile del Festival que Capilla convoca, previo al carnaval, entre los trajes brillantes y monstruosos, aparecieron tres animales conocidos por estos territorios: un cóndor, un zorro y un puma. Un trío que conformó a “La Brigada Forestal Galáctica”.

Marcelo, Darío, Claudia, Raquel y Olivia, integran esta Brigada, y cuentan que la propuesta surge a partir de lo que leían cuando eran niños. “Venimos trabajando hace unos años, la primera idea viene por los animales del espacio, empezamos por arriba, después lo bajamos a la tierra y lo vinculamos a las brigadas, antes de lo que pasó con los incendios del año pasado”, cuentan Darío y Marcelo.

Oriundos de la localidad bonaerense de Moreno, de este equipo Claudia y Darío, junto a su hija Olivia, hace 8 años que residen entre Capilla y Charbonier. Es la tercera vez que participan, “en la primera Olivia hizo un personaje de la Niña de las Estrellas, tipo Ace Frehley, guitarrista de la banda Kiss. De ahí en más nos entusiasmamos los adultos. Todos queríamos estar ahí”, admite Darío y agregan que durante el 2023 hicieron unos monstruos del espacio presos de una niña que llevaba una especie de alien atravesado en la panza.

“Para nosotros el carnaval significa un momento de disfrute, alegría, libertad y compartir con amigos y en familia”, dice Marcelo y describe como el compartir ese disfrute se siente en la pasada con los disfraces, donde muchos chicos se enganchan con una conexión maravillada con lo que están viendo.

Claudia es artista visual y junto con Raquel, estuvieron en toda la parte de los detalles y la confección del vestuario. Claudia se dedicó al armado de los logos de los tanques de agua, la tipografía de los escudos y los dibujos: “todo un trabajo artesanal, pieza por pieza,  y con materiales reciclados de la calle que una puede plasmar en otras cosas creativas”, reconoce.

Marcelo hizo las máscaras. En Moreno trabaja con esculturas en papel de diferentes personajes de ciencia ficción y escribe. “Seguimos con un proyecto vinculado a esta propuesta, desde la historieta”, dice mientras también piensan en poder generar algún material fílmico y hacer muñecos,  “la idea es hacer animales galácticos, da para mucho más que lo que salió en el festival”.

El carnaval de la vida

Si bien el inicio del carnaval será entre el lunes 3 y el martes 4 de marzo, esta fiesta tiene una versión previa en algunas localidades donde se hacen corsos y eventos como en Capilla del Monte, cuyo origen también remite a ese ritual popular de la Edad Media, entre los siglos V y el siglo XV.

Este festejo pagano precede al cristianismo y se incorpora luego en la liturgia católica. Significa la algarabía previa a los 40 días “cuaresma”, antes de llegar  a la conmemoración del martirio y el asesinato de Jesús.

La “carnavalización de la vida”, escribía el historiador ruso Mijaíl  Bajtín y consideraba que el carnaval era una forma de crear nuevas relaciones entre las personas, opuestas a las jerarquías de la vida cotidiana.

Fue durante la época medieval, cuando el teatro salió de los escenarios y tomó las calles como un lugar supremo de libertad. En el momento del carnaval, creó una representación humana casi dionisíaca días antes de la llamada cuaresma católica. La carnavalización del mundo era una parodia de la vida, una forma de ser críticos ante una sociedad desigual, donde los pobres podían ser ricos, los reyes barrenderos y los agricultores miembros de la nobleza.

El mundo Patas Arriba, diría el escritor uruguayo Eduardo Galeano, se abría en las calles para el disfrute que no distinguía clases sociales. En la literatura, analizaba Bajtín, la carnavalización implicaba que existiera un mundo al revés, lo profano y lo prohibido tomaban el protagonismo como un acto disruptivo donde por unos días, valía dar vuelta las reglas. Lo sacro era socialmente destruido. Se cambiaban los estereotipos de princesas y caballeros, ya no había escuderos valientes, todo ese mundo medieval estaba subvertido.

Y en ese carnaval de la vida, aparecía la crítica social aliada al acto del goce y el disfrute en comunidad.

En nuestro país, desde tiempos de la colonia, hasta gobiernos como el de Rosas en 1844 y los edictos policiales del Siglo XX, se han prohibido las manifestaciones de estas fiestas que reúnen a la comunidad en las calles. En Córdoba, como antesala a la eliminación oficial de esta fecha en el calendario con la última dictadura militar, un 23 de febrero de 1976 un edicto policial estableció que “los festejos debían evitar que se atentara contra las buenas costumbres”, y se prohibieron así disfraces de militares o sacerdotes.

Carnaval 1970. Fuente: Tiempo Argentino.

La sanción moral tenía antecedentes contemporáneos en gobiernos dictatoriales como el de Uriburu en la década del ’30. Sin lugar a dudas, las máscaras que no distinguían al rey del esclavo, hacían de esta fiesta popular, el lugar donde se rompían las jerarquías de la sociedad.  

En la cultura andina, el carnaval es una tradición de festejo de los pueblos del norte de nuestro país. Antiguamente se lo llamaba Pukllay, tiempo de juego. Pronto llegará el Jueves de Comadres, esa celebración ancestral, que reúne música, comidas, chicha y la alegría entre mujeres, antes del carnaval.

Carnaval, Tilcara, Jujuy.

Así, en pleno 2025, tiempo de pantallas e inteligencia artificial, el carnaval sigue siendo esa fiesta que subvierte normas e interpela desde otras formas, con el cuerpo presente y en la alegría.

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Sobre la Diagonal Buenos Aires de Capilla del Monte, este trío de animales, que también se nombran en otras lenguas, Kuntur -cóndor en quechua- Aguará -zorro en guaraní y Pangui o pangi -puma en mapuche- despertaron la atención y la conexión con la gente, desde la propia sensibilidad que hay entre quienes habitan estos lugares con la naturaleza.

En medio de los fuegos que arrasan el sur del país, una turista de El Bolsón sacaba fotos a esta Brigada Galáctica:

– Se necesita una patrulla así para que se acabe todo -dijo entre el bullicio que la envolvía, mientras el mundo que nos habitaba se volvía real.

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