«Hay cuestiones excesivas en este contexto pero que no pueden contemplarse bajo la sesión de derechos»

Cecilia Cargnelutti, integrante de Uritorco Libre, colaboradora de Libre Base Córdoba, docente y trabajadora en entornos de aulas virtuales conversó con Subversiones dando un punto de vista a la compra del sotware Respondus por parte de la UNC.

Se está dando en la actualidad un fuerte debate a partir de lo que es la adquisición por parte de la Universidad Nacional de Córdoba del softaware Respondus para complementar su educación virtual.

«Es un programa que intenta certificar la identidad del estudiante que está realizando un examen. No es una plataforma que tenga ninguna propuesta pedagógica. Este programa funciona cuando el estudiante lo instala en su computadora, que por otro lado tiene que tener Windows (no funciona en otros sistemas operativos). El programa lo que hace es tomar posesión de la cámara y de la máquina para impedirle al estudiante que navegue en otras páginas, toma esa información y la envía a un servidor externo a la Universidad donde se almacenan esos datos por un período de tiempo bastante prolongado» comenzó explicando Cecilia.

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El sistema, entonces, permite asegurarse que durante la instancia evaluativa, el estudiante no esté navegando otras páginas (aunque podría hacerlo con otra computadora o el celular) y estar así, googleando respuestas. «Por otra parte, al ser un software privativo (no es sofware libre) no lo podemos auditar. Efectivamente no sabemos qué tipos de datos son los que yo estoy enviando a ese servidor.»

Al mismo tiempo, Respondus detecta por ejemplo, si hay otras personas con el estudiante o si éste se levanta de su silla mientras está realizando el examen. «Está además, asumiendo condiciones sobre los estudiantes prácticamente imposibles: que tiene un ambiente para estar solo, que tiene una máquina con la que trabaja solo. El planteo es una fantasía técnica de delegarle funciones a los sistemas operativos que en realidad no es tal. Es el docente el que debe acreditar identidad.»

En este sentido, «un estudiante puede puede negarse a instalarlo, por motivos ideológicos por motivos de seguridad, y la universidad tiene el deber de ofrecer otras alternativas de evaluación. El tema es que muchas veces estos programas llegan para quedarse y en esto la comunidad educativa está prestando especial atención porque se pagó una licencia para todo el 2020 de 17 mil dólares, que salen de los fondos de la Universidad Pública.»

Pese a toda esta tecnología, el control de la identidad sigue siendo dada por los dicentes ya que son quienes firman las actas. «Sabemos que hay cuestiones que son excesivas en este contexto, aulas con 1500 estudiantes, pero que no pueden contemplarse bajo la sesión de derechos.»

La compra de esta licencia además, se da en una Universidad mundialmente reconocida por los profesionales técnicos que la integran «No puede ser que estemos comprando software cuando podríamos estar invirtiendo en un desarrollo local.»
«La pregunta también es ¿qué tipo de exámenes estamos tomando que precisan que el estudiante no se pueda mover de enfrente de la computadora porque sino serían fácilmente resueltos? ¿A qué tipo de conocimiento estamos apelando que si yo garantizo que no va a navegar ninguna otra página de Internet, ese estudiante me está demostrando que estudió? Hay todo un cuestionamiento ahí sobre el estudio memorístico, sobre el control.«

En este entrecruzamiento también, hablamos de un software privativo ya que al funcionar solo con Windows, no puede instalarse en la mayoría de los celulares. «En cuatro años de macrismo, estudiantes que podrían haber accedido a una computadora no lo hicieron. Claramente desde un celular no se puede usar y si se pudiera, también estaríamos cediendo derechos sobre la telefonía.»

«Como siempre, los estudiantes con mayores recursos estarían más beneficiados porque alguien con dos computadoras podría copiar más fácilmente Pero alguien con una sola, con la computadora familiar, pidiéndole a todo el mundo que se quede quiero y que se calle, no lo podría hacer. Igualmente sigue siendo el docente el responsable, sigue siendo una persona. Se aprovecha una situación de excepción como es la pandemia para avanzar»

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