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Semillas del Monte: «Frente al desmonte, el poder que tenemos también está en el territorio que habitamos»

En Entre Mate y Mate conversamos con Paula y Martín de Semillas del Monte, un vivero de plantas nativas con objetivo ornamental y alimentario.

La imagen más común cuando miramos los jardines de nuestra localidad es un jardín que se retrotrae a un imaginario europeo. Pero tratando de cambiar esa mirada y además, trabajando sobre la soberanía alimentaria y la medicina natural, nace Semillas del Monte, un vivero de plantas nativas donde todos estos conceptos se unen.

«Es un emprendimiento de vivero de cultivo de especies nativas y banco de semillas» cuenta Paula. «Hace tiempo cada uno venía por su lado cultivando nativas con un vivero casero y nos dimos cuenta que cada vez íbamos creciendo más y nos unimos para potenciarnos y crecer aún más. Nos unificamos en este proyecto que se llama Semillas del Monte. Tiene una sede en La Cumbre, de la que se encarga Martín, y una sede acá en Capilla de la que me encargo yo.»

Ésta, entonces, se convierte en una forma de fortalecer y restaurar nuestro ecosistema. «Nos encontramos en el camino con Martín compartiendo el gusto de utilizar las plantas nativas en forma de alimento y medicina. También él trabaja lo que es el jardín, paisajismo, y yo estaba más orientada hacia la parte de soberanía alimentaria. Entonces hoy en día el proyecto tiene varias finalidades, entre ellas la producción de plantas en general algunas de uso comestible en especial raíces (hay muchas raíces comestibles); también frutos y semillas pero también la producción de plantas para el uso en jardinería. También la producción de plantas pioneras para la reforestación» explica Paula.

– ¿Cuáles serían por ejemplo las pioneras?
M: Las pioneras serían por ejemplo el Espinillo, el Tala, el Chañar, el Poleo, el Palo Amarillo.

– ¿Son pioneras porque necesitan menos agua? ¿Por algo del suelo?
P: Sí, porque son plantas que saben vivir en zonas donde es muy difícil vivir para otras plantas, que vienen después de ellas. Son las primeras que aparecen en las zonas más degradadas o destruidas. Son plantas muy fuertes: después de ellas vienen otras.

– ¿Hay otra variedad de plantas además de esta que contaste?
M: También queremos empezar a apreciar estas plantas que nos rodean de una forma más ornamental. Y a la hora de pensar darle una mano a la Pacha y que vuelva todo lo que es autóctono podemos empezar desde casa. Y generar espacios en nuestras casas como cercos con plantas autóctonas generando corredores de animales y de pájaros. Me parece que está bueno empezar desde ahí: a veces creemos que reforestar es salir a la montaña a armar grandes parches de árboles y me parece que empezar desde casa está bueno.

P: Frente al ya conocido al desmonte que hay, el poder que tenemos también está en el territorio que habitamos. El bosque es todo también: son los animales, los microorganismos. Entonces los cercos pueden funcionar como corredores para animales polinizadores.

¿Qué sería un corredor biológico?
P: Lo que hubiera sido más fácil, hubiera sido dejar el monte y no intervenir, entonces ahí naturalmente ahí ya es un bosque completo. Lo que sucede es que hay sucesivas migraciones de las zonas urbanas a las rurales y hay un imaginario europeo en la cabeza, de un bosque verde todo el año, sin espinas, con un pasto corto… Lo que se hace es que se compra un lote desmontado y después la gente pone lo que encuentra en oferta en los viveros que son plantas exóticas. Por suerte ahora lo que está empezando a haber cada vez más son viveros de nativas (caseros o grandes) donde la gente puede abastecerse de eso. Entonces una forma es un cerco. Un cerco es un límite que divide dos terrenos pero también por ejemplo frena al viento y se busca que sea un espacio donde también puedan habitar no sólo las plantas sino animales de distinto tamaño. A veces un alambre romboidal no deja que pasen los animales del monte.
M: Creo que hay una posibilidad enorme con plantas autóctonas de generar cercos. Entiendo que el cerco ofrece mucha privacidad a la gente pero no busca opciones, cree que las opciones siempre son las mismas. Y creo que además de hacer un buen cerco, donde uno puede sentirse protegido, le puede dar alimento a un montón de especies, generar un buen suelo y además generar alimento para uno. Un cerco de, por ejemplo, Puntia, de Tuna, es lindo. Lo que tratamos es con el concepto de un jardín, armar esos espacios con plantas de acá. Lo que además tiene de bueno es que son plantas que no necesitan que las estemos regando todo el tiempo y eso es buenísimo, porque si empezamos a hablar del tema del agua eso es importante. Se ahorra en riego. Además lo que tiene de bueno un cerco de autóctonas es que va a permitir que otras plantas surjan debajo y después decidamos si las sacamos o no. Un montón de enredaderas y de plantas arbustivas van a aparecer entre medio de estas plantas que uno diseña y son bienvenidas también.

P: Y lo que me parece bueno de los corredores es que también sirvan de hogar para animales como los cuises, lugar donde puedan comer los zorros, los pájaros, con muchas flores para que puedan comer las mariposas. Donde haya también medicina y alimento, nosotros lo hacemos también con esas finalidades y que se sale a veces de la cosa cuadrada de un cerco recto, que tenga otras formas, otras superficies. Un poco la finalidad nuestra es que haya en el mercado nativas para que a la hora de que la gente quiera comprar plantas, la gente encuentre nativas y también informándose y educándose sobre todos los valores que pueden tener las nativas además de uso medicinal, comestible y ornamental además es importante la belleza, la contemplación porque es hermoso poder tener una relación directa con el entorno cotidiano que nos rodea. Nos va a llevar a algo más ancestral de la contemplación, de las estaciones del año.

Para comunicarte con Semillas del Monte podés hacerlo a los siguientes teléfonos:

Paula 3518032076
Martín 3548404655

Escuchá la entrevista completa:

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