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Juicio por el crimen de Joaquín Paredes: 2da y 3ra audiencia

Compartimos la síntesis elaborada en trabajo colaborativo entre las distintas organizaciones sociales, feministas y de derechos humanos de la región que acompañan a la familia de Joaquín.

Causa: Homicidio agravado por el uso de arma de fuego y en abuso de la función pública, abuso de arma, amenaza calificada.  Imputados: Mikael Mercedes López/ Iván Alexis Luna/ Enzo Alvarado/ Jorge Luis Gómez/ Ronald Fernández Aliendro/ Alberto Sosa Gallardo (subcomisario)

Tribunal: Ángel Francisco Andreu/ Ricardo Arístides Py/ Javier Rojo.

Fiscal de la instrucción de la Causa: Fabiana Pochettino

Abogados defensores:

De Ronald Fernández es Carlos María Cardeihac.

De Maykel López: Ricardo Moreno y Yamila Moreno.

De Enzo Alvarado, Jorge Gómez e Iván Luna es Pedro Despouy Santoro y Eduardo Aramburu

Abogados querellantes: Claudio Orosz/ Ramiro Fresneda de la familia de Joaquín y por la madre de Brian -Paola Navarro- es Dr. García y Dra. Mónica Paz.

Foto: Juan Mazzeo

Audiencia 2

La audiencia del martes 25 de julio comienza a las 9.15hs.

A raíz de un comentario agraviante que oyó sobre su persona uno de los abogados defensores en la sala espejo. Por ese motivo uno de los jueces-Ricardo Py- se apersona a la sala espejo y advierte que no se hagan comentarios malintencionados, sino serán expulsados de la sala.

El primer imputado que va a dar su testimonio es Fernández Aliendro. Comienza diciendo que a él le avisa el comisario Martínez para cubrir una guardia en Paso Viejo. Se hace presente y comienzan el recorrido del pueblo junto con otros agentes a las 15 y 40 y luego se van hasta Tuclame con Alvarado y López. Vuelven a las 18 horas. Como a las 2 de la mañana, los llaman para que vaya a buscar a López, porque junto a la iglesia se encontraba un grupo de chicos a los que van a advertirles que no se pueden reunir por el tema del COVID. Aparentemente obedecen los chicos y se va a Tuclame con Sosa y López. Pero deben volver a Paso Viejo porque el cabo Rivadero les dice que seguían estando los chicos y que necesitaban refuerzos. López desciende del móvil y ahí dice, “córtenla”. Ve movimientos y ve que rompen el vidrio del costado de la camioneta y les tiran piedras. Tuvo mucho miedo de que le pegaran. y se iban tirando piedras. Escucha las 102 detonaciones. Suben al móvil López y Alvarado. En ningún momento les pidieron ayuda.

A continuación, la declaración es de José Luis Gómez.

Dice Gómez que el inspector Romera le mandó un mensaje para ir a Paso Viejo. No conocía Paso Viejo. Entra por la calle principal hasta la comisaría. pasaba gente. Dice que ve gente que pasaba con botellas en la mano. López estaba en el móvil y les dice que lo sigan hasta el dispensario. Estacionan y se baja Alvarado del otro móvil. Había reunidos, aproximadamente, unas 25 personas. Pregunta si se puede entrar y le contestan que sí, porque es un lugar público. Prende la linterna porque era un lugar muy oscuro, les dice que no se pueden estar reunidos en pandemia. No bajan la música, “la música es ahí alta”. Vienen dos personas a hablar con él y dice que son mayores por la apariencia. Uno le agarra del brazo y el otro le quiere pegar un botellazo. Y uno de ellos le dice “que él mandaba aquí”. Él se retira y les empiezan a tirar unas piedras, da vuelta a la cuadra, y ve a unos chicos que rompían baldosas, piedras, para tirar al móvil. Ve a Alvarado que venía corriendo y él grita también “levantemos, levantemos”. Da una vuelta en U y marchan a la comisaría.

Luna, Fernández y López tenían golpes en la cabeza y en los brazos, los móviles dicen que estaban destruidos. Cuando intenta entrar la subcomisaria, le dicen que viene gente corriendo, tirando piedra. No pudo entrar y se fueron con los móviles. Sabe que había una vecina, tratando de separar, de que “no nos tiraran más piedras” Ahí nos enteramos que había un muerto. Llega el subcomisario Sosa Gallardo, ellos bajan. Se escuchan tres detonaciones con escopeta y dice que ellos ven que tomaron la comisaría, se avisan de destrozos ahí adentro de la comisaría. Ahí fue cuando les ordenan-cree que el comisario Sosa Gallardo- que hagan disparos disuasivos al aire. El dispara un tiro hacia el suelo a 45 grados con su pistola reglamentaria.

Los móviles se van a la ruta, “nos juntamos en la ruta y ahí es cuando ven una ambulancia que salía en dirección a Soto, que iba con dos personas heridas”.

La fiscal le pregunta cuántas balas tiene su pistola, con los cargadores, él contesta 23. Orosz le pregunta qué superiores llegan, dice: “el comisario inspector Romera, el comisario inspector Corzo, el jefe departamental, de quien no recuerda el nombre y el comisario inspector Vargas. Ahí López contesta que nosotros hicimos disparos en la zona del dispensario con Luna. Eso contesta López al requerimiento de los superiores, Le preguntan si no había escuchado pedidos de auxilio, él dice que no.

Le piden que haga un croquis de cómo estaban situados los móviles. Dice que las detonaciones que escuchó fueron de armas de mano y en la comisaría tres o cuatro disparos de escopeta. Orosz pregunta si sabe dónde cayó Paredes y él le contesta que no.

Se pasa a cuarto intermedio. Orosz pide que Sosa no se le acerque a la madre de Joaquín porque le dio las condolencias y se puso mal.

El tercer testimonio es la declaración de Sosa Gallardo, el subcomisario, que va a declarar, pero no va a responder preguntas.

Dice que regresaba de trabajar en Serrezuela, que había estado aislado por contacto estrecho, pero que había solicitado volver. Le habían hecho un test rápido en Cruz del Eje y de esa forma había podido volver a trabajar antes del tiempo que le habían dado. Dice que López lo busca en el bañado y voy a Paso Viejo. Estaba Fernández y salieron en el móvil. Fernández manejaba, Sosa de acompañante y López atrás. Ven un grupo de jóvenes y sin bajarse, les dice que se tienen que retirar porque no podían estar reunidos. Les obedecen y se retiran. Ven a otro grupo que no se quiere retirar y los insultaba. Fernández se baja con la escopeta, que no está cargada y la toma en la mano él. Los seguían agrediendo verbalmente las personas que estaban ahí. Se sube al móvil y después de ahí se van a Tuclame. También se traslada a Serrezuela. Cuando vuelve a Soto, pasa por Paso Viejo y ve a los compañeros refugiados que estaban con los móviles, cerca de unos eucaliptos, y que estaban recibiendo pedradas. Va a la subcomisaría y ve todo roto. Lo llama Soria de Soto y le dice que había un herido que había ingresado al hospital y había fallecido.

Procede a informar a sus superiores de toda la situación. Se secuestran los móviles que habían sido rotos. Habla de un móvil que había sido quemado, que fue apagado ahí por un vecino y otro policía. Había empezado a quemarse un asiento, cree.

Se secuestran los móviles y las armas del personal y las armas suyas y de Barrera, que había sido el choffer con el que había ido ahí a Paso Viejo.

Se ponen a disposición de criminalística. Hace entrega del procedimiento a la doctora García en Cruz del Eje. Le informan del Tribunal de Conducta Policial que estaban en pasiva, “que todos los que habían participado del procedimiento ese, estaban en pasiva”.

La siguiente testigo es una enfermera auxiliar-Natalia Villagra- quien dice no conocer a los imputados y que conoció a algunos de los jóvenes esa noche porque estaba de guardia.

Dijo que se asomó, porque estaba en la cocina en un primer momento. Que escuchó tiros y gritos. Vio luego que había entrado la ambulancia pública

Vio desde la ventana las discusiones y después del primer disparo se esconde en el baño. Sabía que los coches dispararon hasta que pudieron cargarlo a Joaquín en la ambulancia

Los policías que se presentan pasan 15 minutos hasta llegar. Llegaron dos módulos policiales. Los policías que descendieron de los móviles eran cinco.

Fue todo muy rápido.

Corresponde declarar al imputado Maikel López, pero no lo hará.

La siguiente testigo es la madre de Joaquín: Nelia Soledad Paredes. Ella estaba viviendo en Córdoba. Al principio estaba también con Joaquín, pero quiso volverse a Paso Viejo y se fue a vivir con los abuelos maternos.

Recuerda que cerca de las cuatro o cinco de la mañana, le avisan de que le habían pegado a Joaquín y a los cinco minutos vuelven a llamar para decirle que lamentablemente había fallecido. Que le habían pegado un tiro y que no sabían quién era, que era la policía, pero no sabían quién era el que le había pegado el tiro.

Ella se descompone. Después le vuelven a decir que tenía que viajar a Cruz del Eje, porque lo habían llevado a la morgue de Cruz del Eje. Ahí le hacen la autopsia, y lo llevan después a Villa de Soto, a una sala velatoria. Lo enterraron al otro día. Lo que a ella le contaron es que Joaquín estaba en casa de un amigo, que estaban tomando una cerveza y deciden ir al cumpleaños de un amigo de ellos. Cerca del dispensario, dice que ven a la policía, “que los insultaban”, porque estaban ahí muchos reunidos, tomando vino. Los insultan y sacan las armas. Que hacen unos tiros al aire, después empiezan a dispararle a ellos. Joaquín se asusta, y corre. Recibe un tiro por la espalda. Cuenta que el padre encontró perdigones en un árbol de eucalipto, incrustados en el tronco. Que nunca fue citada por la fiscalía o la policía.

El próximo testigo es Brian, el chico que fue herido en un brazo, a quien le cuesta mucho expresarse y contestar la requisitoria de los abogados y la fiscal. Brian comenta que con Joaquín habían estado en la pieza, tomando cerveza, en la casa de él, también con Rolando Ángel Bustos y Maciel Heredia

Le muestran un plano de Paso Viejo, donde en cierta forma realiza una reconstrucción de dónde salieron, hasta dónde llegaron, donde matan a Joaquín. Le preguntan quién había hecho los disparos, dice “Ronald hizo los primeros disparos, primero al aire, y después el resto se lo hizo a ellos.

El próximo testigo es Carlos Ángel Hernández, comisario inspector, licenciado en seguridad, quien no conoce a los imputados ni a las víctimas. Está a cargo de guardia infantería. Docente de defensa personal policial en la Escuela de Cadetes. Le preguntan según su experiencia que describa protocolos, tipos de procedimientos, armas.

La fiscal Pochetino le plantea el escenario del hecho para preguntar cómo debería actuar un oficial de la policía. Dijo que debería buscarse un referente para dialogar, alguien de la multitud. Si no se puede hablar por alguna situación hostil o de agresión, -con piedras y palos- hay que buscar retirarse del lugar sin abandonar de todas las inmediaciones, quedarse cerca a controlar.

«No se debe usar el arma de fuego si hay espacio para replegar». «Nunca abandonar el lugar». Su testimonio fue extenso, con muchos tecnicismos, pero básicamente hubo claridad en que el protocolo no es disparar contra adolescentes

Testigo Ángel Rolando Roque Bustos: quien cuenta que esa noche pusieron plata entre todos y compraron bebidas y se pusieron a escuchar música con sus amigos.

A este testigo le dieron la posibilidad de que quede su testimonio anterior. La fiscal pide que le tengan mucha paciencia a los chicos, que se armen de mucha paciencia, de mucho respeto, que entiendan su contexto, su cultura, que ellos viven en Paso Viejo. Cuando dice eso la fiscal, uno de los defensores dice que “porque vivan en Paso Viejo, no significa que sean angelitos”.

Larga jornada la de hoy, con testigos y testimonios extensos que finalizaron a la hora 17.45.

La audiencia del martes 25 de julio comienza a las 9.15.

Audiencia 3

Foto: Juan Mazzeo

El primer testimonio de la jornada del miércoles 26 de julio lo da Jorge Navarro, amigo de Joaquín, presente en la plaza cuando son amenazados por Sosa Gallardo. Estuvo en la zona de los disparos donde matan a Joaquín y en la comisaría cuando son recibidos nuevamente con disparos. Navarro conoce a los imputados y se nombra “amigazo de Joaquín”.

Esa noche estaban en la plaza con sus amigos: Caña, Piojo, Toti y Mauro, tomando frente a la iglesia, cuando les piden que se vayan. Se retiran hacia el dispensario y ponen a cargar un parlante chico. Al momento de contar qué pasó en el dispensario, se muestra consternado. Cuenta que llega cuero “Iván Luna”, Ronald y López. Ronald sacó la escopeta, hizo tiros, pero no pegó a nadie. Dejó la escopeta en el móvil y comenzó a disparar con el arma y ahí le pega a su hermano. Todos corren para esconderse, luego ven a Joaquín muerto, piden ayuda, van al dispensario y nadie los atiende. “Tuvimos que romper, fuimos a la comisaria y rompimos de la bronca que teníamos”. No prendieron fuego. Desde la ruta los agentes les respondían con bala.

La fiscal pregunta sobre el primer momento en la plaza, cuando los corren, comenta que llega la policía en una Amarok. Reconoce que se baja Sosa Gallardo, Ronald y el que mató a Joaquín

Marca en el croquis de Paso Viejo todas las ubicaciones: “éramos 15, veo llegar un sólo móvil, se estaciona enfrente de la radio la camioneta, bajan 4 y dicen algo, discuten y se alocaron los policías, baja con su escopeta en actitud que intimida”. Ahí interviene el abogado defensor Videla, en tono imponente sobre la indicación que hace con el arma. Hacen retirar al testigo de la sala.  El abogado querellante-Orosz-solicita que deje de hostigar al testigo. Videla redobla su actitud afirmando “que los testigos se hacen las víctimas”.

Entra el testigo y se solicita que los imputados se retiren de la sala de audiencia, para dar mayor calma.

Navarro retoma su palabra, confirma que se bajan y que las balas de goma iban hacia los móviles y las balas de plomo a matar, contra ellos.

Explica que los demás policías se bajan sacando sus armas de puño, a una distancia muy corta. Cuando comienzan los disparos él corre hacia la tapia de una casa vecina. Con respecto a cuántos disparos fueron, explica “varios”. Nadie salía del dispensario, queríamos que nos ayuden. Corrimos desesperados hacia la comisaria, pasamos por el alambrado.

Ilia-el defensor de menores-pregunta desde donde cae Joaquín, a qué distancia estaba: responde “adelante cae su amigo”.

Con respecto a las piedras confirma que era escombro que había cerca y las tiraban contra la policía que estaban disparando plomo. Le piden ayuda a la policía, pero ellos arrancan los móviles y se van todos.  Dice que estaba oscuro en la noche.

En un segundo momento en la comisaria: cruzan la plaza y “cuando llegamos a pedir ayuda, la policía desde la ruta los recibe con más disparos”. “Rompemos de bronca porque no nos ayudaron y nos mataron a mi amigo”. “No avancé porque había muchos disparos y nos cubríamos con los árboles”. Comenta que en ese momento rosa un disparo, siente una quemazón en su pie. Luego se desmayó y se despertó en el hospital de Soto.

La defensa pregunta: ¿por qué rompen el dispensario? Navarro responde:  para pedir ayuda, habían golpeado y no los atendían y su amigo se estaba muriendo. Si hubieran tenido ayuda, “no rompíamos nada”.

Recuerda los nombres de los policías: Ronald, Iván, Enzo y Sosa Gallardo.

Aclara que en el dispensario le disparan una bala en un pie y en el otro pie se corta con un vidrio.

García pregunta ¿Qué tomaban? Responde: vino en caja, no había botellas cerca. En el dispensario el primero que dispara es Sosa Gallardo, que tenía conflicto con uno de sus amigos. Confirma eso.

Ilia pregunta sobre el disparo a su hermano: confirma que Ronald Fernández Aliendro dispara desde cerca.

Navarro explica “tengo que salir adelante para que se haga justica por Joaquín. Nos ayudan los psicólogos. Sigo viviendo en Paso Viejo”. Al finalizar su testimonio y ante una pregunta responde: “Todos disparan al cuerpo”.

El segundo testimonio lo da Gianella Torres, a partir del mediodía. Dice que conoce a Enzo Alvarado, porque es su cuñado, es amiga de Ronald, también a Iván Luna porque salió con su tía. Conoce a Joaquín y Brian es su primo.

Recuerda que esa noche no estuvo durante la madrugada. Si estuvo temprano en la plaza, cuando ve llegar el móvil policial. Se acercan a los chicos diciéndoles que no pueden estar. Los policías se acercan al grupo de Joaquín a los que no tratan mal. Se van los móviles y los chicos empiezan a insultarlos. Ella le llama la atención a su hermano. Luego va a casa de sus tíos y luego a dormir. La despiertan los disparos ya que vive a dos cuadras del dispensario. Sale al frente de su casa, un chico grita que mataron a uno. Se quedó despierta y al otro día sale al pueblo para ver el lugar, escuchan que culpaban a la policía.

Dice que “sintió que algo iba a pasar”. Le pregunta la fiscal sobre esto y responde que es porque conoce a su hermano y a los chicos que insultan. Agrega que ve bajar a uno-ella estaba a menos de media cuadra y había luz. Les piden que bajen la música y que se retiren, cuando bajan la música, recuerda que ese policía que baja del móvil, era con algo largo y negro, que puede ser una escopeta. Escucho disparos cerca y más lejos. A las 6 va al lugar y a lo de su tío y ve a policías alzando cosas del suelo y marcando la escena. Pasando por la calle, del lado de la radio, en la segunda casa de la esquina encuentra un cartucho. Lo lleva a su casa y lo pasó a buscar un policía. Había vainas en el piso, cerca de la radio, otro cerca de un árbol, cerca del dispensario. 

Leen su declaración, ya que había dicho originalmente que levanta un cargador, no un cartucho. Confirma que levantó un cargador con 3 ó 4 balas, su hermana lo guarda en su cajón.

En la declaración había dicho que vio a un grupo de chicos y uno se cayó. Confirma eso y agrega que pasó una mujer que dijo que “el gringo le mató su hijo”.  Reconoce a la mujer como Paola Navarro.

Indica en el mapa donde cae la persona cerca de la tienda más cercana a su cuadra

Le preguntan sobre los móviles a las 6 de la mañana, si había piedras: reconoce mitades de ladrillos y piedras en el medio donde sucedió, también ve botellas.

Le preguntan cuándo se enteró sobre la muerte de Joaquín, responde “Al otro día”. Le vuelven a leer lo que dijo inicialmente: que Débora Villada le dice que mataron a Joaquín. Intenta explicar que a eso se lo dijeron.

Reconoce que de tanto extrañar a Enzo, cuando lo liberaron fue a verlo. Se siente entre la espada y la pared.

Ante la pregunta del defensor Videla: ¿los chicos son violentos? Responde:  quilomberos. Ante la pregunta de cuánto conoce al grupo de amigos: sólo algunos menores, se echaron a perder con alcohol y drogas, porque son viciosos. Le preguntan sobre los consumos: dice que consumen bolsas con algo blanco, bolsas negras con yuyitos, Poxiran, gotita. Como entre las personas estaba su hermano, le preguntan qué le contó. Responde que no le contaba nada, sabe que su hermano sabe todo, pero no quiere hablar. Sabe que golpearon la puerta del dispensario para que los atendieran y después rompen. Le preguntan cómo era Joaquín: jamás escuchó que fuese de pelear ni andar robando, se drogaba, era bueno, con su sonrisa. Antes de que esto pasara, vio cómo le pegó a su abuelo una piña y lo tiró, estaba drogado. Vino su tía y lo llevo de la oreja.

Foto: Juan Mazzeo

Luego del cuarto intermedio, antes de citar al tercer testigo el abogado querellante-Orosz- pide que por los dichos de Gianella Torres (Joaquín estando drogado golpea a su abuelo) citar al abuelo -Esteban Paredes- y la tía de Joaquín -Maribel Paredes- para hacer un careo, quienes son citados para declarar mañana jueves 27.

Comienza el tercer testimonio de Marcos Heredia a las 15 hs. Conoce a casi todos los imputados, conoce a Joaquín como amigo íntimo de sus hijos. Pide justicia para que Joaquín descanse en paz y sus amigos dejen de ser perseguidos

Comenta que ese día estaba durmiendo, su mujer lo despierta porque sentía muchos tiros. Sale a buscar a sus hijos en bicicleta y se encuentra a dos móviles. Llega al dispensario los chicos gritaban “que salgan a atender a Joaquín”. Maciel le dice que le habían dado un tiro a su amigo, tira su bici y se acerca a donde estaba tirado, lo ve, le busca heridas no encuentra al frente en su pecho. Escucha que da su último respiro.

Parecía una flor el hueco que tenía Brian en el brazo, lloraba. Se va a buscar a su hijo. Encuentra a Maciel y lo lleva a lo de su madre, que vive cerca.

En la plaza encuentra a su hijo escondido atrás de un algarrobo de la plaza. Cruza los móviles en la esquina Luis nieto y Fernando Crespo. La ambulancia tarda más de 20 minutos en llegar. Los gritos que escucha son de pedido de ayuda.

Escucho muchos disparos que venían desde la ruta.

Sus hijos le comentaron que a la plaza llegaron 3 policías, se baja Ronald con la escopeta apuntándolos y tratándolos bien. Luego ellos se van al cumpleaños a donde llega Joaquín y otro hijo. Llegan los policías disparan varios tiros. Se quiebra detallando como corre su hijo junto a Joaquín quien dice “ay”.

Comenta que el trato de los policías “siempre actúan con prepo, maltratando a los chicos”. Comenta que el único lugar donde había wifi es al lado de la comisaria, “pero los agentes siempre los patotean y los corren”. Sabe que pidieron ayuda, pero la policía se fue. Vio a sus hijos muy mal, llorando a los gritos, “estaban sorprendidos y asustados”. Su hijo pierde el celular, “llevo a mis hijos a mi casa -aunque no querían irse- y vuelvo a buscar el teléfono de Leonel”. “En el dispensario no había piedras, ni botellas, si quedó una crocs  de Joaquín”. Se fue de Paso Viejo, porque la policía persigue a los chicos, siempre los molestan a cualquier hora, maltratándolos (se quiebra): “abandoné mi casa, mis padres, mis amigos. Vuelvo de vez en cuando, porque tengo miedo y recuerdo”.

Cuenta que hace dos meses que a Maciel lo para un patrullero. Venía de entrenar. Lo pusieron contra la camioneta, le revisaron todo. Le preguntan de dónde es y cuando responde que es de Paso Viejo le dicen: “¡Ah, ustedes son los machitos de Paso Viejo!”. Ya no quiere ir más al pueblo, dice con la voz quebrada. Siempre los molestan. 

Sus hijos iban a hacer las tareas de la escuela usando el wifi frente de la comisaria, pero los corrían.

Después de la muerte de Joaquín, todos culpan a los chicos. Al día de hoy la policía los persigue, no pueden ir a estrenar, ir a la escuela, no pueden ir a la plaza, no pueden visitar a sus abuelos. Orosz aclara que los gestos surgen de los diversos allanamientos sin sentido más lo relatado en los últimos días, y pide que se investiguen los hechos de violencia institucional que claramente están sucediendo. Le preguntan a Heredia si ha denunciado estos hechos de persecución. “No, porque tapan todos. Me van a terminar metiendo preso a mí. Realicé denuncia en fiscalía”.

La querella solicita que se redacte un acta con lo que declaró el testigo y se remita a la Fiscalía para que estos hechos –la persecución y allanamientos- se investiguen, porque son los correlatos de lo que nosotros conocemos internacionalmente como violencia institucional y considera que esto es una consecuencia directa de lo que sucedió en el año 2020.

La defensa plantea que no es pertinente para este proceso penal.

El juez Py plantea que hay lugar al pedido de la querella. Ésta plantea la presentación en casación y la Corte Interamericana de DDHH.

A las cuatro y media, se pasa a un cuarto intermedio.

Se retoma la audiencia, el tribunal hizo lugar al pedido de la prueba nueva por parte del defensor Sánchez, acerca de actuaciones labradas ante los destrozos, y se hace lugar al pedido de Orosz para remitir a la fiscalía una investigación sobre los allanamientos realizados planteados por el testigo.

Continúa el testigo Maciel Marcos Heredia. Tiene 17 años. Dice conocer a los policías imputados, se define enemigo de ellos.

Conoce a Joaquín era muy amigo, de Brian también. La querella le pregunta si se siente incómodo con la presencia de los policías. Les dice que sí, se pide que se retiren.

Cuenta que estaba en la casa de la madre de un amigo, desde las 2 de la mañana. Luego se fueron hasta el dispensario, 10 minutos después llega la policía haciéndose los malos. “Nosotros les dijimos que no bajen con la escopeta, que había menores”. Hacen un tiro y corren junto con Joaquín y Angel Villada. “Hacen 2 tiros más y pensé que le había dado un calambre porque cae, lo di vuelta y no podía respirar. Fui al dispensario a que nos ayuden, no nos atendieron, luego fuimos a la comisaria, pero no estaban, queríamos pedir ayuda y nos tiraban tiros de nuevo”

“Varios fuimos a pedir ayuda, pero nos tiraban tiros”, “rompimos cosas, el vidrio del auto”. “ Luego, mi papá me llevo a mi casa, no me dejaba que me llegue a la comisaria, fui al dispensario y vi a Joaquín todavía tirado, voy a lo de mi abuela”.

Ante una pregunta de la fiscal Maciel dice “Estábamos escuchando música- muestra por donde llegan tres patrulleros, dos chatas y un auto-. Estacionaron con las luces prendidas, se bajaron tres, uno (refiriéndose a Luna) se baja jetoneando, otro con escopeta cargándola, les reclamamos e hicieron el primer tiro”. Dijeron “Váyanse, sino va haber fuego”, “el de la escopeta tiró un tiro y corrimos con dirección al sendero, luego dos tiros más, cuando iba cayéndose Joaquín que iba al medio”.

“Les dijimos que no estábamos haciendo nada malo, pero dijeron que, si no nos íbamos, habría fuego”.

Escuchó tres disparos separados. “Joaquín cae adelante mío, lo veo, lo hablo y no reaccionaba y fui al dispensario a pedir ayuda”. “Fui solo a la comisaria porque me quede un rato con Joaquín, cuando llegué había más chicos, yo me quede en la plaza al costado del kiosco, me escondí al costado de los árboles, sentí las balas que pegaban en el techo del kiosco”.

Le preguntan si posterior a este hecho se ha sentido presionado por personal policial. Responde que se fue a vivir a Soto porque la policía no los dejaba en paz, “nos molestaban, nos frenaban, nos corrían de la plaza y de otros lados”

En Soto también, frente a la escuela fiscal lo pararon dos comisarios, le golpearon los pies, le revisaron la mochila, le preguntan de dónde es, al responder le dicen “que por eso me hago el machito”. “A mi casa también llegan y me piden los datos”.

Se quiebra al describir sobre Joaquín, porque le hablaba, le decía “Cabu, Cabu, qué te pasa”. No puede seguir declarando. Entra su padre lo abraza, refiere que esto logran los policías, el juez le pide que haga silencio.

Retoma después de 10 minutos. Explica la respuesta pendiente y se acaba el testimonio.

El último testimonio corresponde a Guillermo Oscar Echeverría de 45 años, policía, comisario inspector. Declara que no conoce a los imputados, ni a las presuntas víctimas.

Dice que lo citaron para explicar aspectos del proceder policial.

La fiscal le pregunta por sus funciones. En el año 2020 era Jefe de la división de defensa personal. “Se trata de cuestiones de procedimientos donde se deba emplear la fuerza física. Es instructor, instruye a los policías. “Trasmitíamos los parámetros de defensa personal a instructores que luego capacitan a la policía en general”.

La fiscal le pregunta por el armamento y el calibre. Le dice que siempre es 9 mm de marca versa, entre otras. Son semi automáticas. Explica las diferencias entre automático y semi: en el semi hay que presionar para cada disparo y que el tiempo de capacitación de los agentes es de 9 meses.

Responde a preguntas sobre tipos de armas, qué armas para disturbios se usan, qué órdenes se deben obedecer de los superiores. Le preguntan si a los agentes los capacitan sobre situaciones de estrés: “se presentan, pero no sabe si son suficientes como capacitación”.

La fiscal pregunta si cuál es la cantidad de cartuchos que les proveen. El testigo dice que para dos cargadores o menos, “en el óptimo de los casos le pueden haber provisto a un egresado 34 cartuchos.  Depende también de otros estamentos”.

Le pregunta por el protocolo del uso de la fuerza. Explica que en la provincia de Córdoba se puso en funcionamiento el 2 de noviembre de 2020. Antes se tomaba el código penal y la referencia internacional para el uso de la fuerza.

La fiscal le pregunta si existe el principio de subordinación en la policía. Dice que sí y explica que se trata de mandos y jerarquías, ya que la policía es una institución vertical.

Ante la pregunta si pueden no hacer caso a una orden. El testigo dice que sí, ya que no existe lo que es la obediencia debida.  “El subalterno puede incluso hasta llegar a cuestionar una orden”.

El testigo dice que ante el delito hay que proceder, la urgencia lo va a dar la propia capacidad de respuesta del policía: “Siempre que tengamos los medios se informa lo que está aconteciendo, cuando hay una situación que creo que me puede superar. Se informa al operador por radio para que a su vez él lo canalice. O lo puede hacer directamente el policía que está necesitando colaboración”.

Hace 16 años que capacita. Antes del protocolo, la capacitación era de nueve meses.

La fiscal le pregunta si en ese tiempo se les explicaba la serie de riesgos y se le toma examen. Dice que sí y luego para ascender en la escuela de suboficiales hay que rendir. En el interior están los anexos.

Ante la intervención de la querella representada por el abogado Claudio Orosz, dice que con el especialista que declaró en el día de ayer -Carlos Hernández- se conocen y capacitan juntos.

Le pregunta por los medios para disuadir cuando hay destrozos o disturbios. El testigo responde que hay que definir ese contexto, de cantidad de personas, por ejemplo. Partimos de la mera presencia policial, a veces, con eso es suficiente. Otras no alcanzan, y se requiere verbalizar, buscar a alguien que sea como el cabecilla de los destrozos y hacer que entre razón. Si eso no funciona, eso es un delito, y puede ser agresivo, se pasa a una instancia de control físico.

Ante la pregunta de si está preparada la policía para este tipo de situaciones, responde que hay muchas personas promoviendo destrozos, actúa la infantería, el cuerpo que específicamente se prepara para trabajar con multitudes.

Le pregunta si el disparo al aire es una medida que recomiendan, dice que no por los riesgos que acarrea. Como regla general no debiera hacerse un disparo al aire, haciendo referencia a los disparos de armas letales.

Entre otras cosas, le pregunta por el uso del arma de fuego: ¿Es el último recurso? El testigo afirma.

El abogado García pregunta si los preparan para trabajar en situaciones bajo estrés. Dice que sí, que siempre está la percepción del agente que evalúa el riesgo.

El abogado Ilia pregunta por los errores prácticos para abordar una situación de un grupo de personas que está escuchando música, violando la cuarentena.

El testigo hace referencia al contexto de la pandemia, como una situación particular, había que acomodarse al contexto de cada localidad.

El testigo dice que si piensa en un agente nuevo, con poca experiencia, “si había muchos errores en la normalidad, más las había en el contexto de la pandemia. Y qué posiblemente la posibilidad de error, en cualquier jerarquía, era muy alta”.

El abogado le vuelve a preguntar por los errores concretos. Cuando se aborda bien, y cuándo mal.

El testigo toma el caso, y explica que les tenían que pedir de manera verbal que se retiren a sus domicilios. “El error más común, pedirlo de mala forma.

En relación al no insultar, no increpar, y no exhibir las armas, a las que hizo referencia otro policía que dio testimonio el día anterior, dijo que la exhibición de armas tiene distintos puntos de vista. Es imposible que no se muestre, depende de la cantidad de personas”.

La defensa plantea sí frente a un grupo de 19 personas que agreden con botellas y piedras a cinco policías, podría en ese caso el policía desenfundar el arma, ¿empuñarla e incluso ejecutar algún disparo? Echeverría dice que, si el impacto se siente, es decir la agresión, cabría un disparo al aire, aunque no corresponde.

Con este testimonio de un experto en formación y protocolos policiales termina la audiencia del día miércoles 26 de julio, a la hora 18.45.

Acompañan en este Juicio las siguientes organizaciones: Movimiento Plurinacional disidente y feminista de Capilla del Monte. Movimiento Campesino de Córdoba. Unión de trabajo Popular. Radios comunitarias. Mesa de la Memoria de Cruz del Eje. La Colectiva. Justicia por Joaquín. Mesa de Trabajo por los Derechos Humanos de Córdoba. Mesa de Trabajo por los DDHH de Traslasierra. Familiares de víctimas de gatillo fácil de la provincia de Córdoba.

Contactos

Soledad Paredes 351 3602006

Ivana Reynoso 2934 476072 

Claudio Orosz 351 5504945.

*Fotos Juan Mazzeo

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