25 de noviembre: día de lucha contras las violencias patriarcales
Este 25 de noviembre, día internacional de lucha contra las violencias patriarcales, se convoca a diferentes movilizaciones en las calles del país. A casi un año de la asunción en la presidencia de Javier Milei, la pérdida de derechos para las mujeres y diversidades se ha convertido en política de Estado. La convocatoria es a las 18hs. en la ciudad de Córdoba, mientras que en la región, el sábado 23 se llevó a cabo en Villa Giardino, el encuentro pluriregional de mujeres y disidencias.

Hace 64 años las hermanas Mirabal, Patria, Minerva y María Teresa, eran asesinadas por la dictadura de Rafael Trujillo en República Dominicana. Un 25 de noviembre que quedó marcado para siempre en las luchas del mundo contra todas las violencias patriarcales. Hoy esta fecha las recuerda y hace urgente las demandas de una sociedad que necesita la unidad del movimiento de mujeres y disidencias para no entregar los derechos conquistados.
La misoginia y las amenazas permanentes hacia el movimiento de mujeres y LGBTQ+, y organismos de derechos humanos, han tomado legitimidad en sectores de la sociedad civil que ejercen la violencia como práctica vincular para expresar el odio. Frente a este escenario social y político se convoca a un 25N con diversas consignas que atraviesan a la sociedad en su totalidad. Ante el ajuste, la represión, los femicidios y transfemicidios, desde la Asamblea Ni una Menos Córdoba se proclama: “fuera Milei y sus cómplices como el gobernador Llaryora, los feminismos ganamos las calles”, con una concentración a las 18hs. entre las calles Colón y Cañada de la ciudad capital.
En la región
El 23 de noviembre la cita fue en la Plaza San Martín de Villa Giardino. El Encuentro Pluriregional, que surge de la iniciativa de algunas compañeras que viajaron al Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias en Jujuy, fue una jornada cargada de reflexión, debate, abrazos y música.
La salida es colectiva fue el sentido transversal al encuentro, que tomó la calle como el lugar de manifestación frente a los negacionismos y el discurso de odio que se instala como una forma de enunciación posible. En el centro de la plaza, el ritual se hizo ronda y memoria. Las voces en círculo, la oportunidad de estar en cuerpo presente y reflexionar desde el territorio las violencias que lo atraviesan.

Los talleres tornaron en temáticas que abordaron la salud comunitaria, las huellas coloniales y otro para y desde las adolescencias. Pensar las huellas coloniales estructurales que atraviesan a las generaciones actuales, con las marcas del pasado que aún perviven en los cuerpos y formas de habitar los territorios. Con una dinámica sensorial, las coordinadoras de este taller llevaron un maniquí atravesado por un alambre de púas, al que se lo intervino con palabras que hicieron visible los dolores y las alegrías que se trasladaron a un cuerpo territorio simbólico y colectivo.

Por la tarde, luego de una meditación y plenario de intercambio, se hizo un homenaje a Cecilia Gisela Basaldúa, cuyo femicidio ocurrió en el año 2020 en la localidad de Capilla del Monte. La música, el micrófono abierto, la feria feminista que rodeó la plaza, la pintura en vivo, y finalmente las bandas de la región que sonaron para todo el Valle, fue el cierre de una jornada que promete una continuidad hacia el mes de marzo.






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Las hermanas Mirabal y su legado
Fue en 1930 cuando el jefe de policía de la República Dominicana, Rafael Leónidas Trujillo, integró el golpe que destituyó al presidente constitucional Horacio Vásquez. Durante tres décadas, la dictadura de Trujillo marcaría con sangre a aquel país caribeño.
El régimen trujillista, apoyado por Estados Unidos, puso en marcha un sistema de represión y desapariciones, en el que fueron asesinadas unas 50.000 personas. A finales de la década del ’50, en un contexto de levantamientos sociales en América Latina, en Dominicana se creó un movimiento contra la dictadura de Trujillo, llamado “Agrupación política 14 de junio”. El nombre surgió por la expedición armada proveniente de Cuba que llegó a República Dominicana en dicha fecha.
Patria, Minerva y María Teresa, conocidas como “Las Mariposas”, estaban organizadas en el movimiento clandestino de izquierda contra la dictadura de Trujillo. Fueron encarceladas y torturadas, como también sus maridos y el hijo mayor de Patria. En la cárcel las mujeres detenidas comenzaron a susurrar Larga Vida a las Mariposas. Era el murmullo de sus voces suaves que secreteaban un sentimiento de resistencia, una pulsión vital de la libertad.
El 9 de agosto de 1960, Trujillo les otorgó la prisión domiciliaria, permitiéndoles salidas como ir a misa o visitar a sus esposos en la cárcel. El 25 de noviembre de ese año, en Santo Domingo, cuando volvían de una de las visitas de la cárcel, el jeep en el que viajaban fue interceptado en el camino por el Servicio de Inteligencia Militar dominicano. Patria con 36 años, Minerva de 34 y María Teresa de 25 años, junto con Rufino de la Cruz, el chofer, fueron asesinadxs a golpes. Trujillo buscaba aniquilar cualquier intento de disidencia contra su régimen. Sin embargo, luego de este crimen la presión social contra su gobierno se incrementó. El 30 de mayo de 1961, una conspiración organizada por siete hombres que aparentaban ser parte del régimen, asesinaron al dictador.
“Convénzanse que las asesinaron”, les decía Dedé Mirabal a la policía, cuando fueron al lugar del hecho y vieron desde el barranco la escena del crimen, que el régimen de Trujillo intentó aparentar como un accidente. Bélgica Adela, conocida como Dedé, era la segunda de las cuatro hermanas. Fue quién creó el museo en memoria de ellas, como un símbolo de resistencia a la dictadura y de la libertad de su pueblo, que al día de hoy es visitado por numerosas escuelas. “Me siguen acompañando hasta en mis sueños”, había dicho en el año 2010 en el documental “Las Mariposas”. Dedé falleció en el 2014, habiendo dejado por siempre el legado de sus hermanas para toda la humanidad.

En el año 1981 se realizó el primer Encuentro Feminista Latinoamericano y del Caribe, en Bogotá. Allí se estableció el 25 de noviembre como el Día de Lucha Contra La Violencia Hacia las Mujeres. «Si me matan, sacaré los brazos de la tumba y seré más fuerte», había dicho Minerva Mirabal, en medio de la dictadura trujillista. Han pasado cuatro décadas de aquella proclama y las mariposas se hicieron más fuertes. Cada año, mujeres, lesbianas, travestis, trans y no binaries, se organizan y salen a las calles, alegres y rebeldes, denunciando las múltiples violencias patriarcales que aún se ejercen sobre los cuerpos territorios.
Capilla del Monte y la memoria contra la impunidad
Como cada año, el 25N también es un ejercicio de memoria. Se vuelven a revisar números y estadísticas que nos hablan de las vidas que se sigue llevando la violencia patriarcal. Según el Observatorio Lucía Pérez, hay registrados 277 femicidios, 281 marchas contra la violencia patriarcal y 161 huérfanxs. A nivel provincial, según la organización Mumalá, en Córdoba se registraron 11 femicidios.
Nombrar a quienes faltan en este territorio, se hace un mecanismo obligado para enfrentar la impunidad que se construye en torno a cada víctima. Maria Rosa Rossi, Mirta Horrach, Paula Taormina, Luciana Arenas, Sabrina Ochoa, Mariela Natalí, Cecilia Gisela Basaldúa, Thiago Moyano, y el reciente femicidio de Sofía Kuljbicki, son las vidas que faltan en Capilla del Monte y La Cumbre, como consecuencia de la violencia machista.
Desde las organizaciones locales, el Movimiento Plurinacional disidente y feminista, viene denunciando la constante revictimización que se ejerce hacia quienes van hacer una denuncia a la comisaría. El destrato de las instituciones que deberían comprometerse por la seguridad de las personas que sobreviven a la violencia, es sintomático de lo que sucede muchas veces dentro del Poder Judicial. Mujeres y niñas sufren en el circuito de instituciones que deben recorrer para pedir protección y justicia.
La falta de un refugio para las víctimas de violencia, demuestra el desinterés del Estado local, a pesar de ser la localidad del interior cordobés con el mayor índice de violencia por motivos de género.
Desde las organizaciones que acompañan a víctimas y construyen alternativas para enfrentar las violencias, se convoca a manifestarse en las calles del país. Mientras que desde la Red Par, “Periodistas de Argentina por una comunicación no sexista”, se manifestó la importancia de defender en este contexto, el derecho a ejercer el periodismo con una perspectiva de género y libertad de expresión. A utilizar y difundir el lenguaje no sexista a inclusivo para promover y garantizar el derecho a la diversidad sexual y cultural. El derecho de la población a ser informada y contar con medios públicos, comunitarios y privados, con enfoque en la pluralidad de voces, en definitiva defender la comunicación no se sexista, “garantiza la democracia”, concluyen en un comunicado.