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Turismo Comunitario: acequias comechingonas en San Marcos Sierras

SENDAS ofrece diferentes propuestas en distintos momentos del año, a cambio de colaboración voluntaria consciente. Las novedades pueden consultarse en su Instagram @sendaturismocomunitariosms

La palabra de quienes caminan hace décadas el territorio que habitan aporta nuevas ideas para transformar la realidad social en tiempos de desconcierto. Una de estas personas con arraigo, mucho saber y voluntad de compartirlo en el norte cordobés es Capi Tulián, Curaca de la Comunidad Tay Pichín en San Marcos Sierras.

Por Ariana Sacroisky / Fotografías: Graciela Ravera

Capi es guía del recorrido ACEQUIAS COMECHINGONAS, parte del colectivo de turismo comunitario y sustentable sanmarqueño llamado SENDAS1. ACEQUIAS COMECHINGONAS se trata de una caminata suave de entre dos horas y media y tres por la Quebrada del Río San Marcos (antiguamente llamado Pum Pum), recorriendo sus dos márgenes y llegando de la mano del relato hasta “el Diquecito”.

Admirando en el andar las Sierras de Cuniputo, Capi entrelaza saberes sobre la medicina de las plantas nativas con las prácticas culturales indígenas, las obras de ingeniería para las acequias y las costumbres de los animales nativos. Incluso, en el trayecto, Capi reconoció y nos mostró una huella de gato silvestre.

De un modo pausado, y con algo para contar sobre todo lo que preguntamos, Capi comparte información e historias que ha retenido de su diálogo atento con los abuelos y las abuelas que conoció. “Quienes somos de aquí, cuando decimos “El Árbol”, hablamos de El Algarrobo. Es mucho lo que nos brinda: sombra, alimento y medicina…”, nos cuenta al iniciar la caminata.

Capi nació en su casa, cercana a la actual terminal de ómnibus, en 1957. En el trabajo de parto su madre fue atendida por quien desarrolló por décadas aquella tarea esencial para cualquier comunidad: la partera CASIMIRA. “Casimira conocía sobre los yuyos del monte y sabía qué hacer cuando el cordón umbilical estaba enrollado en el cuello del bebé. ¡Vivió 117 años!. En aquel tiempo existía el hospital, pero en San Marcos sólo había 5 ó 6 autos: Nadie llegaba…”, cuenta Capi.

“El sistema de acequias comechingonas es de una gran ingeniería. Existían entonces un canal del alto y un canal del bajo, de modo de lograr que la pendiente no sea muy pronunciada y evitar así que se laven los suelos. Llamamos acequias a las originales, a aquellas antiguas, que eran de tierra. Pasamos a llamarlas canales a partir del momento en el que fueron recubiertas con material por el español”, cuenta Capi en el recorrido.

En la caminata probamos el fruto del molle, de sabor especiado, dulzón y ácido a la vez. Este fruto es la base de la bebida fermentada llamada aloja de molle. “El molle da este fruto en coincidencia con el equinoccio. Antiguamente se preparaba la bebida en comunidad, y las celebraciones se extendían durante toda la noche. Lo mismo ocurría en nuestro fin de año (equinoccio de invierno): la fiesta duraba hasta el amanecer”, rememora.

Capi recorre el territorio, observa y entiende: “Algo está pasando. La algarroba y el mistol ya están madurando”, aseguraba hacia fin de 2024, cuando participé del recorrido.

La medicina natural es parte de un saber cotidiano en la cultura ancestral. Capi cuenta que quienes antiguamente eran sanadores, nacían con aquel don, y eran criados por las abuelas. Incluso, en ocasiones, eran unidos un hombre y una mujer de distintos lugares, ya que se sabía que sus hijos o hijas tendrían el poder de sanar.

Respecto de El Tala, Capi nos explicó que ayuda para la acidez estomacal, además de constituir la sombra más fresca del monte y una oportuna protección para los rayos: “De niños éramos caminadores. Y los adultos nos decían: “Si los agarra una tormenta, ¡métanse bajo el tala!”, recuerda riendo. “Además, las madres colocaban agua de tala en la leche de vaca que nos daban, para que no nos cayera mal”, continúa.

Una anécdota trae a su mente otro recuerdo: “La gente veía la densidad de la nube, la sombra que daba, y decía: “en tres días llueve”, ¡y así pasaba!”. Y sigue: “Antes había mucho en el monte, y cuando teníamos hambre agarrábamos lo que queríamos. Sabíamos que podíamos comer lo mismo que comía la llama. Hoy podemos observar lo que hace el caballo”.

Respecto de la conformación de las familias, Capi nos cuenta que en aquel entonces eran numerosas: “De entre las hermanas de mi mamá, la que menos hijos ha tenido, tuvo 5. ¡Otras tuvieron 11! Comíamos todos juntos, en mesas largas, una para los grandes y otra para los chicos”.

SENDAS ofrece diferentes propuestas en distintos momentos del año, a cambio de colaboración voluntaria consciente. Además de Acequias Comechingonas, se proponen caminatas por el Cerro de la Cruz, Los Sauces, Cerro Alfa y Mirador de La Espina, la Senda Cimarrona, la Senda Roja y una caminata por Las Gramillas.

Buscando que el turismo aporte al bienestar general de la comunidad de San Marcos, SENDAS ofrece una propuesta diversa y sustentable que es también un aporte a la economía de las familias locales. Al despedirnos, Capi destacó con alegría el buen trabajo viene realizando este colectivo de turismo comunitario local, con mucho bueno por recorrer en el futuro próximo.

1 Las novedades de SENDAS Turismo Comunitario San Marcos Sierras pueden consultarse en sus páginas de Instagram (@sendaturismocomunitariosms) o Facebook (por el nombre completo del proyecto). Alli encontrarán los teléfonos de contacto para cada senda el particular. Para el recorrido ACEQUIAS COMECHINGONAS el contacto es Graciela Ravera: + 54 9 11 599 49028.

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