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Emiliano Zerbini, su nuevo disco y los puentes con las danzas folclóricas

Podés escuchar la nota completa aquí:

¿Qué nos viene a contar tu nuevo disco «Quién nos quita lo bailado?

«Quien nos quita lo bailado» es una continuación de mi trabajo anterior que se llamó Danzas Folclóricas Argentinas, que tuvo tres capítulos. Es un disco que viene jugando con la simbiosis que tenemos con los bailarines, los profesores de danzas, las academias. Esta relación con la danza es una labor que empecé a hacer hace mucho tiempo y que me encanta llevar a cabo. Buscamos hacer música para bailar sin dejar de generar contenido, de estar comprometidos con diferentes aspectos, muchas veces sociales,
otras veces también ambientales y educativos. Intentamos que la danza sea también un vínculo de nuestro espectáculo con la gente y así ocurre.
Siempre finalizan los espectáculos con la gente bailando, disfrutando algunas veces con danzas muy antiguas que son parte de nuestra cultura, de nuestro imaginario popular y esta buenísimo porque
encontramos que es una herramienta que a la gente le hacía falta. Es un espectáculo que a la gente le gusta, de ahí viene el nombre del disco, de jugar un poco el tema del baile y del recorrido.

En tu experiencia ¿El que toca nunca baila?

Actualmente no bailo, pero tengo mi origen en la danza como muchos músicos. Mi viejo es bailarín y mi vieja también, son bailarines de profesión y de oficio. En mi familia viví mis primeros pasos con las danzas que me llevaron a realizar este camino musical. Esta música es un poco un homenaje a ese momento de mi vida fue algo que perduró en el tiempo y generó un vínculo muy fuerte con el público. El primer volumen fue en homenaje a mi mamá. Ella fue siempre profesora de danzas, bailarina, sacrificada y el disco fue un poco cantar lo que nos enseñaba mi vieja. Después nos dimos cuenta que había muchas mamis que eran profes de danza, sacrificadas, que en vez de comprarnos un artefacto de entretenimiento nos compraban un par de botas, un sombrero, una rastra. Esas vivencias, esos mensajes, son hechos que van quedando en nuestra cultura popular. Actualmente yo no bailo pero en mis comienzos fui bailarín.

A través de las canciones que estás haciendo ¿Sos consiente del puente que tendiste en el renacer de algunas danzas populares?

Cuando tenemos una presentación con mi grupo, nos pasa que nunca dejamos de sorprendernos en cómo repercute el ida y vuelta con los bailarines. Lo vemos sobre todo en los pequeños espacios donde nos preguntan por ejemplo a las tres de las mañana: ¿No van a hacer El Cuando? El Cuando es un minué que se tocaba en los salones, una vieja canción que la gente nos pide. La están esperando porque saben que quizás sea la única banda que la toque en vivo. También nos sorprende el espacio que tenemos en los grandes festivales, que si bien van tomando un mismo rumbo, nos siguen llamando con nuestra propuesta de siempre, creo que nos eligen por eso. Debemos ser la única banda que abre un festival con un Palito que es una danza tradicional que está en desuso.

¿Cómo estás viendo los festivales de folclore hoy? ¿Se están escuchando en los festivales nuevas voces?

Desde mi punto de vista, que no es absoluto, creo que primero el que quiera ver folclore no tiene que prender festivales a las 10 de la noche. No es lo único que hay, el folclore es mucho mas amplio, está en un montón de otros lugares y tiene muy poca difusión, muy poca pantalla, muy poca radio. El que quiere saber cómo está el folclore hoy tiene que salir a las peñas, a los encuentros, a los pequeños reductos. Lo que se ve en los festivales somos un grupo de gente que intenta trabajar, cada colega tiene una forma de trabajar, su mensaje y es funcional al estilo artístico que ha elegido. Creo que el problema grande que tiene nuestro folclore nacional es la falta de espacios de difusión y divulgación. La única respuesta que encontré a esto es despertarme todo los días y ponerme a trabajar.

¿Ves que se esté aplicando la Ley de Cupo en los festivales?

Con respecto a la Ley de Cupo, muy gradualmente se está abriendo el cupo para que los géneros sean mas diversos arriba del escenario. Estoy totalmente de acuerdo con esto, siempre que ocurra cuando el talento sea lo que te lleve a ocupar el espacio. De a poquito se va viendo el talento sin prejuicios en diferentes lugares.

¿Ves que se estén abriendo los espacios a la juventud en el folclore?

Con respecto a la juventud en el folclore creo que no es una cuestión de edad. Hay gente joven que sigue haciendo la misma porquería comercial de hace muchísimos años y la juventud no los salva de esa confusión para mi gusto. Así también hay gente muy entrada en edad, incluso gente que no está entre nosotros que siempre fue innovadora, subversiva en su propuesta, vanguardista. La novedad no pasa por la edad sino por realmente renovar el repertorio, el mensaje, las ganas, el trabajo musical pasa por ahí. A esto lo aprendí de mi vieja, ella es una mujer de mas de 70 años que todavía le esta buscando o la vuelta a un montón de cosas. A sus acciones las veo como un mensaje que decodifico en estas respuestas que te estoy dando.

¿Estás pudiendo sostener viva la llamita del folclore en tu vida cotidiana? ¿Hay alguna tradición que pudiste transportar de Chilecito a Córdoba?

Nosotros ya no somos paisanos que se levantan ordeñan la vaca, tusan el caballo y se van al pueblo a buscar la comida, pero si somos seres folclóricos en otras cosas y profundamente en el mensaje folclórico y en la filosofía de algunos hitos del folclore como por ejemplo el Martín Fierro. La filosofía de la gente que vive en relacion y en coherencia con la naturaleza, pensando el folclore como un lugar que nos habita y el que nosotros habitamos. No pensando el folclore como un comercio. Vivimos de una manera en la que intentamos ser coherentes con nuestras formas de vida y con lo que cantamos. Si bien no somos aquellos que se levantaban y estaban el relación con el folclore todo el tiempo, porque somos seres modernos, tenemos auto, celular, mandamos a los chicos a estudiar idiomas, pero si somos personas tenemos conexión con lo folclórico.

Mi historia es: yo nací en Córdoba y me crié en Chilecito, en la provincia de La Rioja. Hoy tenemos ciertos códigos, ciertas costumbres que tienen que ver con lo riojano. La relación que tenemos con algunas cosas sencillas como la albahaca y la harina o cómo sentimos algunas fechas como el primero de febrero que es el día del Chayero. Estamos impregnados por las cosas de todo el mundo, son cosas que nos toca vivir, pero no dejamos de tener presentes ciertos rituales, ciertas costumbres, y nos pone muy felices el poder ser parte de ese conjunto de gente que forman ese acervo folclórico.
Creo que profundamente hay una cuestión de filosofía de vida. La forma de llevar el amor, las felicidades, la educación de nuestro hijos, de contarles el nombres de los pájaros, los yuyos, de tener una huerta, prender el fuego, cosas que no se ven el los grandes escenarios. Me parece que esas son las acciones folclóricas de todos los días. Yo tengo una copla que dice «nadie puede encerrarme y meterme en un libro» hay cosas que hay que vivirlas y a partir de ese momento conformar el conocimiento de eso, cosas que nadie te puede contar.

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