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Deconstruir la mirada: 1° laboratorio audiovisual desde una perspectiva de género

“Deconstruir la mirada” es el primer laboratorio de formación y realización de proyectos audiovisuales, que surge en el Valle de Punilla con el objetivo de fortalecer la producción audiovisual en la región, desde una perspectiva de género. La inscripción para presentar proyectos estará abierta hasta el 25 de septiembre y los encuentros serán presenciales y virtuales.

Paz Bustamante, residente de La Cumbre, Wanda López Trelles y María Papi, ambas de Buenos Aires, son realizadoras audiovisuales y tienen en común una búsqueda profesional que apunta a la creación de otras narrativas, a partir de promover la producción de relatos que deconstruyan discursos sexistas. Este fue el vector que las impulsó en una propuesta que apunta a construir discursos creativos en las prácticas comunicacionales para fomentar diversas posibilidades de mirar el cine y los contenidos audiovisuales “desde una perspectiva de género feminista e inclusiva”, explican.

Juntas, llevan varios años trabajando en la realización de talleres de análisis de narrativas audiovisuales con perspectiva de género, pero también como juradas otorgando menciones a films realizados por mujeres en el festival REC de Cine universitario de La Plata y en el FICCE, (Festival Internacional de Cortometrajes Corporalidad Expandida). Vienen creciendo en un camino que las ha llevado a conectarse con el territorio de Punilla, a partir de quedar seleccionadas en la convocatoria de Gestionar Futuro 2023, del Ministerio de Cultura.

“Nuestra experiencia previa en la zona, viene primero de la mano de Wanda López Trelles que realizó la película No nos callamos Más de manera colaborativa con organizaciones feministas del territorio. También a partir de un ciclo que realizamos el año pasado en la Sala Caraffa de La Cumbre, de cortometrajes que pertenecen a nuestra curaduría”, cuenta Paz Bustamante, quien vive desde el año 2021 en la localidad de La Cumbre. “Con esas dos experiencias nos dimos cuenta que teníamos algo para aportar en este territorio, porque no hay formación en audiovisual colaborativos y con perspectiva de género en la zona, sin embargo sí hay mucho activismo y personas que se dedican o quieren realizar videos”, agrega.



La propuesta de este laboratorio es desarrollar proyectos audiovisuales desde el punto en dónde se encuentren, no hace falta tener experiencia previa, pero sobre todo lo que se necesita es el deseo de contar una historia con imágenes y sonidos, por ejemplo: “si quiero explorar una poética audiovisual, o contar la historia de una persona destacada de mi comunidad, o una historia familiar o personal, o la de un suceso en mi comunidad, o realizar un videoclip. También, puede ser que alguien ya tenga algo filmado y necesite de otras miradas para seguir escribiendo el guión o para terminar de editarlo”, explica Paz.

De este modo, el laboratorio es una invitación a mapear el territorio para indagar muchas veces en lo no dicho, lo que no queda en la memoria hegemónica de las comunidades. El proyecto puede ser de cualquier género: experimental, ficción, documental o híbrido; y en cualquier formato: serie, spot, campaña de concientización. A partir de las necesidades de cada unx se asignarán tutores y tutoras con experiencia para capacitaciones, mientras que el equipo de gestión estará acompañando todo el proceso.

Los principales objetivos de este laboratorio se centran en formar grupos de trabajo audiovisual profesionales en el territorio del Valle de Punilla y compartir conocimientos logrando desarrollar los proyectos lo máximo posible. “Siempre con la idea de que contribuyan a una mirada equitativa en cuestiones de género y por lo tanto comprometida socialmente. Queremos acercar a la comunidad del Valle de Punilla producciones realizadas por mujeres alrededor de las cuales generar espacios de cine debate y participación comunitaria”, aclara Paz.

Las narrativas audiovisuales y sus impactos

En ese trabajar el lenguaje, estas narrativas apuntan a convertirse en herramientas de interpelación hacia las audiencias. Lo estético se construye sin perder la perspectiva de género, la denuncia o la visibilización de condiciones culturales tan arraigadas que están normalizadas en las formas vinculares de nuestra sociedad. El lenguaje audiovisual busca ahí también lo poético para generar sensibilidad y reflexión entre el público.

“Está demostrado que las narrativas audiovisuales generan efectos concretos en el comportamiento social”, dice Paz y explica como la reproducción de estereotipos, violencias, la objetualización y cosificación de los cuerpos se presentan en todos los formatos audiovisuales de gran audiencia y medios masivos de comunicación. “Creemos que nuestro trabajo es un granito de arena que se suma a otres que trabajan en el mismo sentido para deconstruir las miradas, los discursos y las prácticas sexistas, discriminatorias y desiguales”.

En un contexto de tensiones y luchas de las mujeres y personas LGBTIQ+ por espacios de trabajo y visibilización, aún falta un largo trecho para lograr insertarse como sujetxs políticxs con derechos, activxs en las tomas de decisiones y en las oportunidades laborales. “En términos de representación, las mujeres aparecemos hiper sexualizadas, cosificadas en roles asignados por la cultura machista que se reproducen en el cine, la televisión y la publicidad. Para las mujeres y las diversidades sexo genéricas, el discurso unívoco de las estructuras sociales hetero patriarcales es corregirnos, aleccionarnos, cosificarnos, y esto se reproduce en las pantallas”, dice Paz y comparte algunas estadísticas que ilustran las grandes brechas y desigualdades sexo genéricas que continúan signando a la sociedad:

  • Según la fuente “Un Pastiche-Género y Comunicación”, en el cine argentino solamente el 37% de todos los personajes que hablan son femeninos.
  • Sólo el 31,2% de los personajes protagónicos o coprotagónicos son mujeres. El 90% de las películas argentinas tienen protagonistas masculinos, mientras que sólo el 30% posee protagonistas femeninas.
  • Hay muy pocas mujeres detrás de cámara en el cine argentino: de un total de 110 profesionales del cine argentino con género identificable, sólo el 18,8% son mujeres.
  • La objetivación sexual es una regla general global para los personajes femeninos. En la muestra de cine argentino evaluado, las mujeres aparecen 15 veces más que los hombres en vestimenta “sexy” y 3 veces más en desnudos parciales o totales.
  • En el cine nacional las mujeres están subrepresentadas como fuerza laboral: los personajes femeninos corresponden sólo al 24,5%. Pero en Argentina, las mujeres constituyen el 40,4% del total de las personas ocupadas.”

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De esta manera, en el laboratorio se dará prioridad a proyectos dirigidos por mujeres, lesbianas, travestis, trans, bisexuales, intersexuales y no binaries, como así también a personas de pueblos originiarios, migrantes y afroargentinas. Es excluyente que no sean del Valle de Punilla y que no estén enmarcados desde una perspectiva de género feminista, inclusiva y equitativa.

A lo largo de los encuentros se realizarán talleres, clases magistrales, sesiones de pitch -la exposición frente al público del estado en que se encuentran los proyectos-, proyecciones y charlas de fortalecimiento comunitaria y podrán participar proyectos en etapa de desarrollo, primer corte o finalización.  “Tenemos pensando una modalidad híbrida entre encuentros presenciales en el Museo Manuel Mujica Laínez y en el microcine de la Sala Caraffa en La Cumbre, en la Cooperativa Viarava de Capilla del Monte, que son nuestros aliados estratégicos, como el programa de Gafas Violetas del INCAA”, concluye Paz y agrega que también habrá instancias de trabajo de manera virtual.

Bases e inscripciones en:

https://linktr.ee/deconstruirlamirada?utm_source=linktree_profile_share

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