Capilla del Monte

Género: «Un ser violento, que maltrata a su pareja, no dejará su violencia de forma espontánea»

En la columna de género de la semana reflexionamos sobre el trágico femicidio vinculado que aconteció el día 28 de octubre en Capilla del Monte cometido por Gerardo Javier Reyna, quien asesinó a su hijo de 10 años e hirió gravemente a su hija de 6, actualmente internada en el Hospital Pediátrico de Córdoba.

Por Paula Rodriguez.

La madre de los niñxs relató en distintos medios que G.J. Reyna no aceptaba la separación de la pareja y que en varias oportunidades había ejercido violencia y señaló que ella le tenía miedo pero jamas imaginó que dañaría a sus hijos. Incluso vecinxs señalan que habían llamado a la policía unos días antes.

El hecho que muestra la escalada de violencia previa, que desde la policía debería haberse derivado al organismo local de niñez, demostrando la falta de articulación entre las instituciones que deberían trabajar en red preventivamente.

El femicidio vinculado, matar un hijo/a, es la manera más cruel de dañar a una mujer.

El femicidio de Thiago es el 6to del año según las estadísticas en niñxs menores de 12 años. Según el Observatorio Mumala, el Registro nacional de femicidios alcanzó las 275 muertes violentas de mujeres, travestis y trans, de las cuales 48 aún se encuentran en investigación.

La ley 26791 logró que se criminalicen los homicidios relacionados a hechos de violencia de género incorporando en el Código Penal en su artículo 80 la figura de «Femicidio» y también el «femicidio Vinculado o transversal» cuando lo que motiva al agresor es castigar a la mujer y eliminar a quien se interponga o intente evitar el femicidio».

Es importante destacar que un niño/a testigo de violencia que presencia estas escenas tiene las mismas secuelas que si la violencia hubiera sido hacia él. Profundizamos sobre la Violencia vicaria, concepto desarrollado por la psicóloga española Sonia Vaccaro en su investigación «los hijos/as víctimas de la violencia contra sus madres».

Vicario significa «sustituir o tomar el lugar de», en este caso el varón sustituye a la mujer por otra persona. La violencia vicaria se produce cuando el varón violento de forma consciente utiliza algún medio para intimidar, hacer daño o causarle sufrimiento a las personas que la mujer ama: pueden ser también mascotas, objetos personales, vivienda, ejerciendo mecanismos de coacción y control.

«Es hora de comprender que un ser violento, que maltrata a su pareja, que es capaz de ensañarse con seres vulnerables que él considera de “su propiedad”, no dejará su violencia de forma espontánea ni la clasificará en “con esta si y con este no”.

Ser violento es algo más que una conducta: es un pensamiento, es una identidad, es una creencia que inunda todas las áreas de la vida de quien es violento. No existe “con los niños no”, por el contrario, los niños y las niñas, aquellos sobre los que sabe que tiene poder, serán considerados objetos para ejercer su violencia. Este individuo sabe que son su arma más poderosa, que además la ley lo ampara y por lo mismo, continuará maltratando. Cuando les asesina disponiendo de sus vidas como si fuesen su propiedad privada, sabe que le asesta el golpe más fuerte a esa mujer, la madre. Un golpe del que nunca se recuperará» (Sonia Vaccaro)

Reflexionamos sobre el tratamiento mediático de esta noticia donde no se cubrió desde muchos medios de forma ética ni responsable haciendo un espectáculo de un hecho trágico».

La importancia social de poder identificar la violencia de genero y denunciar e involucrarse si estoy en conocimiento y pedir ayuda».
Linea nacional 144
Linea provincial 08008889898
Linea 102 de niñez
Centro integral de varones 3514342188

Debemos asumir la responsabilidad social en la construcción de una sociedad libre de violencia, exigir la aplicación de la ley de protección integral de niñez y Educación sexual integral».

Como expresó el documento del Movimiento Plurinacional de Mujeres de Capilla del Monte «un compromiso proteccionista que no sea sólo asistir las urgencias, sino velar y proteger la integridad de la niñez con políticas publicas efectivas de promoción y prevención»

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